El terror y la violencia, muchas veces, se ocultan dentro del hogar. Tal es el caso de la familia Turpin, un matrimonio de California que tuvo 13 hijos. En las redes sociales se mostraban como una familia feliz: unida, viajera y sonriente. Sin embargo, al regresar a su casa todo se convertía en una pesadilla.

David Allen Turpin se casó a los 23 años con Louise Anna Robinette, quien tenía 16 y había huido de la casa de sus padres para comenzar una vida junto a él. En 1985, la pareja comenzó a convivir y, tras el nacimiento de sus hijos, inició prácticas religiosas ligadas al pentecostalismo, rechazando cualquier forma de control de natalidad al alegar que Dios le había pedido al matrimonio tener 13 descendientes.

El caso, que cruzó fronteras, comenzó a hacerse conocido cuando los Turpin publicaban fotos de su "enorme familia" en las redes sociales, alcanzando cierta notoriedad. Pero lo que muchos desconocían era que, tras las puertas de su hogar, se escondía una historia de tortura, desnutrición y violencia inhumana.

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Los padres mantenían a sus hijos encadenados a las camas, apenas les daban de comer, les permitían bañarse solo una vez al año y vivían en condiciones deplorables, rodeados de basura y en pésimas condiciones higiénicas.

(Foto: @exvianpro)
(Foto: @exvianpro)

El espeluznante caso salió a la luz cuando Jordan, una de las hijas, logró escapar y alertó a la Policía sobre los abusos que sufrían ella y sus hermanos, que tenían entre 2 y 29 años. Fue en el 2018 cuando la pesadilla llegó a su fin: las autoridades intervinieron en la causa y los hermanos fueron liberados.

"Esa era mi única oportunidad. Estuvimos tantas veces tan cerca de la muerte, que pensé que era ahora o nunca. Si me pasaba algo, al menos moriría en el intento", relató Jordan en una entrevista con ABC News tres años después.

Todos los hermanos fueron rescatados y trasladados a centros de salud para su rehabilitación, tras pasar casi toda su vida en cautiverio. Estaban desnutridos y habían sufrido abusos físicos y sexuales por parte de sus propios padres.

David y Louise Turpin fueron arrestados de inmediato. Ambos enfrentaron 14 cargos, incluidos tortura, abuso infantil y secuestro. Durante una de las audiencias, el hombre declaró: "Nunca tuve la intención de que mis hijos sufrieran daño alguno. Espero lo mejor para ellos en el futuro", lo que generó indignación en todo el país.

Finalmente, en el 2019, la Justicia estadounidense condenó a David y Louise Turpin a cadena perpetua. No obstante, el juez permitió que ambos puedan solicitar la libertad condicional después de cumplir 25 años en prisión.