Una nueva batalla interna estalló en la Corte Suprema de Justicia, después de que uno de sus miembros, Ricardo Lorenzetti, apuntara con duros términos por un cambio administrativo contra los demás integrantes del Máximo Tribunal, Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda, quienes le respondieron con idéntico nivel de aspereza.

La grieta se renovó el viernes, cuando, con el voto en disidencia de Lorenzetti, la Corte aprobó la creación de una secretaría penal especial para asumir varios de los expedientes que actualmente son tratados por la ya existente secretaría judicial 3, que contiene juicios de lesa humanidad, competencia obligatoria, recursos por retardo o denegatoria de justicia y hábeas corpus. 

Los tres magistrados que se posicionaron a favor, que funcionan en unidad a la hora de decidir los temas de gestión de la Corte, argumentaron que la creación de esta dependencia tenía como objetivo "la buena administración de justicia" en dicha especialidad.

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Al argumentar su voto en contra, Lorenzetti, quien presidió el Máximo Tribunal durante más de una década, aseguró que ese cambio administrativo oculta "oscuros intereses" y señaló que esto sucede cuando la "ambición desplaza la excelencia". "No es grato y siento verdadera tristeza por el estado de situación de esta Corte", afirmó. 

"La real intención es que los casos penales importantes queden bajo la gestión de un secretario que responda a directivas que no se publican, lo que es totalmente inapropiado y no genera precisamente confianza", advirtió sobre la creación de la nueva repartición.

Lorenzetti denunció que "se designa personal con cargos de funcionarios, sin concurso, en base a la amistad o el parentesco y contrariando las expectativas de austeridad que la sociedad argentina exige".

En ese contexto, reclamó que "siendo público y notorio que se han nominado dos jueces para el ingreso a esta Corte Suprema", en alusión a Ariel Lijo y Manuel García Mansilla, "es de buena fe esperar a escuchar su opinión y no consolidar situaciones de hecho para condicionarlos". "Se trata de decisiones apresuradas, cuyo único objetivo es ocupar espacios de poder ante la posible incorporación de nuevos ministros", consideró.

Además, el expresidente del máximo órgano judicial del país cuestionó la lentitud de la Corte en el tratamiento y resolución de casos. "Las demoras en los fallos y su acumulación se deben a la falta de gestión en los acuerdos de ministros", remarcó, y precisó que hay "casi 300 causas trascendentes y unos 60.000 expedientes sin resolver en el tribunal, lo que es inédito".

La respuesta no tardó en llegar. "El mayor acto de nepotismo realizado en el ámbito del tribunal fue perpetrado por el propio juez Lorenzetti mientras era presidente, cuando suscribió la resolución que efectivizó a su esposa en el cargo de prosecretaria administrativa del Juzgado Federal de Rafaela", disparó la mayoría de la Corte.

"No hay antecedentes de que se hubieran demorado medidas de organización interna por una circunstancia similar a la que menciona Lorenzetti", indicaron los jueces y recordaron que, cuando asumieron Rosatti y Rosenkrantz en la Corte, el propio extitular del Máximo Tribunal, Maqueda y (la exintegrante) Elena Highton de Nolasco "reorganizaron secretarías y direcciones".

También señalaron que "buena parte de la responsabilidad por los atrasos en la circulación de las causas se debió a que el propio Lorenzetti impuso durante casi dos años cupos mensuales por secretaría" y le dijeron que él mismo demora la votación hasta 23 meses en algunas causas, "como la constitucionalidad del uso del cinturón de seguridad".