La crisis de gobierno pareciera haberse aplacado en cierta medida con la renovación de expectativas que implicó el desembarco de Sergio Massa en el Gabinete. En ese contexto, el líder de MILES, Luis D’Elía, dialogó con El Canciller y sostuvo que la corrida cambiaria fue impulsada por el “poder real”. Por otro lado, el dirigente social afirmó que la marcha de la CGT el próximo 17 de agosto fortalecerá al Gobierno y “a Alberto Fernández le viene muy bien”.

A su vez, apuntó contra Juan Grabois, sus "5.000 contratos de recicladores urbanos" y calificó como "una berretada" el reciente anuncio del jefe de Gobierno porteño de quitarle los planes a aquellos alumnos que no asistan a la escuela..

- ¿Qué pensás sobre la inflación del 7,4% en julio?

Habíamos tenido tres meses a la baja, íbamos camino a tener 3,5% o 4% en agosto y el poder real no podía permitir que eso sucediera porque consolidaba las posiciones de Martín Guzmán y Alberto Fernández. Armaron una corrida cambiaria apoyada en alguna debilidad de contradicciones políticas nuestras que nos hicieron bastante daño. La pelea entre Cristina Kirchner y Guzmán no nos hizo bien, creó las condiciones para que el macrismo, como representante genuino de los intereses concentrados de la economía, operara.

- ¿Esa pelea entre Alberto y Cristina está saldada con la designación de Massa?

Es muy increíble que Massa sea la salida de Guzmán y que esto haya sido básicamente una decisión de Cristina. Guzmán está más corrido al centro que Massa. Guzmán, Batakis y Massa son una continuidad.

- Si la corrida fue incentivada por los sectores concentrados de poder, ¿cómo se explica que la llegada de Massa, con mayor cercanía al establishment, no haya calmado esa presión devaluatoria?

Hay una puja adentro. En este momento, el desafío que tenemos está en que Argentina puede transformarse en un gran proveedor mundial de energía y alimentos, y también eso significa una oportunidad para negocios. Si es bien utilizada y se construye un proyecto común, donde jueguen los grandes empresarios, los sindicatos y los movimientos sociales, es una buena oportunidad para barajar y dar de nuevo. Ahí hay una disputa, todavía en ciernes, pero disputa al fin.

- La CGT va a marchar el próximo 17 de agosto. Y, si bien aclararon que no es contra el Gobierno, se da en un momento delicado. ¿Qué esperás de esa movilización?

Me parece que es una marcha que fortalece a Alberto Fernández, en la cual el eje fundamental va a ser puesto en la lucha contra el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los formadores de precios.

- ¿Pero no tiene nada que ver que se de en este contexto de alta inflación y caída de los ingresos?

No, no. Al contrario, le va a servir al Gobierno para tener fortaleza política. A Alberto Fernández le viene muy bien.

- Hay otros movimientos sociales que cada vez son más críticos. Los de Patria Grande analizan romper con el bloque del FDT en Diputados. ¿Cómo ves eso?

Es muy raro. Primero, porque es gente que tiene secretarías de Estado, por ejemplo el caso de Fernanda Miño, de Juan Grabois. Segundo, porque me parece que tienen intereses cruzados: Grabois tiene muy fuertes relaciones con Larreta. Tiene 5.000 contratos de recicladores urbanos en Capital Federal y el secretario de su cooperativa de Barracas es ni más ni menos que Pepín Rodríguez Simón. Una cosa muy fuerte.

- ¿Ves una relación entre el accionar de Grabois y su tipo de vínculo con el Gobierno de la Ciudad?

Sí, sin duda alguna. Grabois, al segundo día de Batakis, le hizo una marcha enorme junto con (Eduardo) Belliboni y anunció estallidos que nunca pasaron. Estos que fueron tan duros con Guzmán, con Batakis y ahora con Massa, son los mismos que celebraban públicamente las bondades de Carolina Stanley.

- Larreta anunció que le van a sacar los planes sociales a los chicos que no asistan a la escuela. ¿Qué opinión te merece?

Hay que invitarlo a que lea la Ley Federal de Educación. No es la sanción económica con lo que se resuelve el ausentismo, sino todo lo contrario. Tenés que ir a ver qué pasa con los pibes, cómo ayudarlos, cuál es la situación de sus familias. Fue una declaración para la tribuna, que no se compadece ni siquiera con la visión que ha tenido históricamente la derecha. En la Argentina, el positivismo pedagógico y la Generación del 80, la derecha conservadora de nuestro país, creó el Estado, la Universidad y la escuela pública. No debería olvidarse de eso.

- ¿Creés que tiene algo que ver con posicionarse en la interna que tiene en su espacio?

No, a las encuestas. Las encuestas dicen que la gente, por ir a los piquetes, no llevan a los chicos a las escuelas. Una berretada.

- ¿Qué consideraciones hacés sobre las últimas noticias en torno al avión venezolano-iraní? La justicia argentina hizo lugar al pedido de la justicia estadounidense, incautó el avión, y salió el Gobierno venezolano a exigir su devolución.

El Gobierno venezolano esa exigencia se la tiene que hacer a la justicia argentina. Yo comparto: no hay ningún argumento para que ese avión esté detenido. El Poder Judicial argentino está violando el derecho internacional. No se puede tener durante meses a toda esta gente retenida sin estar imputada en nada. Ahora, es un problema judicial en el cual no tiene que ver el Poder Ejecutivo. El presidente Fernández no puede de ninguna manera evadir sus obligaciones institucionales. Acá en Argentina hay independencia de la justicia y entiendo que en Venezuela también.