La crisis social que afecta a Misiones desde hace una semana sumó este jueves un par de capítulos. Horas después de que el ministro de Gobierno de la provincia mesopotámica, Marcelo Pérez, señalara que echará a los policías que participen de la protesta en demanda de una recomposición salarial, un grupo de docentes intentó ingresar en la sede de la Legislatura y fue reprimido por la Gendarmería y la Infantería. Posteriormente, los manifestantes se dirigieron a la casa del gobernador, Hugo Passalacqua, donde también se enfrentaron con esas fuerzas de seguridad.

El primer momento de extrema tensión se vivió cuando los docentes intentaron, y consiguieron, sobrepasar una primera línea de vallas que se había dispuesto para resguardar el edificio de la Legislatura.

Cuando ello ocurrió, en medio de proyectiles arrojados por los docentes e incluso de algunos enfrentamientos cuerpo a cuerpo, efectivos de la Gendarmería y de la Infantería que mantenían una severa vigilancia en la zona contragolpearon con gas pimienta.

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Dos horas más tarde, los docentes decidieron desconcentrarse y marchar hacia la vivienda del gobernador provincial, donde también protagonizaron serios enfrentamientos con efectivos de esas mismas fuerzas de seguridad.

Tras las declaraciones de Pérez a radio La Red, el Gobierno de Misiones volvió a abrir las negociaciones con los policías que acampan desde el viernes pasado frente al Comando Radioeléctrico I de Posadas, pero los agentes rechazaron el 30% de incremento salarial ofrecido y una suerte de "borrón y cuenta nueva" respecto a las consecuencias de la protesta. 

La Policía reclama un aumento salarial del 100% para, según indicaron sus voceros, "poder alcanzar la canasta básica".

Los conflictos policial y docente no son los únicos que causan un fuerte dolor de cabeza a la administración de Passalacqua.

También están movilizados el personal de la salud, los empleados estatales, los guardaparques y los productores yerbateros.