El brote del coronavirus llegó tarde, pero no perdió fuerzas: en los últimos días, de cada 10 contagiados en el mundo, cuatro pertenecen al sur del continente americano. Pero además del riesgo sanitario, la recesión mundial es otro fantasma que asusta al proyectar caídas del PBI en la región. Y, a ese combo, también se le debe agregar la amenaza de pérdidas de empleo.

"En América Latina la situación está lejos de ser estable, ha habido un rápido incremento de casos y los sistemas de salud necesitan del apoyo y la solidaridad mundial": el diagnóstico le pertenece, nada menos, que al director de emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Michael Ryan. El experto agregó que, en la región, los sistemas de salud "ya están comenzando a estar bajo presión".

"Creo que no hemos alcanzado el pico de la pandemia y no puedo predecir cuándo lo haremos", completó en el último relevamiento de la OMS.

Semáforo

Si el estado de alerta se midiera con los colores que regulan el tránsito, Brasil estaría claramente en rojo, al punto de ser el segundo país con más casos en el mundo, solo superado por Estados Unidos.

La cifra de muertos también impacta: 32.568 (al cierre de esta nota), números que superan al total de fallecidos en España o Francia. Y ante esos registros, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, lucha contra la única vacuna universal en esta pandemia, el aislamiento social. Así se lo puede observar, regularmente, entre marchas, paseos en lancha y selfies. Por supuesto que, en casi todas las actividades, sin barbijo. La cuarentena, entonces, queda sujeta a la decisión de los gobernadores, que en su mayoría pidieron respetar el distanciamiento social, aunque no con la mayor aplicación.

Y, como si fuera poco, un estudio de los científicos brasileños Pedro de Lemos MenezesVitor Valenti y David Garner -los primeros dos, investigadores de universidades locales, y el tercero de Oxford, Inglaterra- expone una proyección con números aún mas impactantes. Los científicos explican que, si bien las cifras fueron un poco más bajas en Brasil, en relación con Estados Unidos, la multiplicación diaria de los infectados es bastante similar entre ambos países. Incluso, en la proyección a futuro, las muertes por la pandemia en territorio brasileño superarían a las norteamericanas.

Según el cálculo, los fallecimientos podrían ser 64.310 hasta el 9 de junio en el escenario más pesimista. Las proyecciones también señalan que los infectados en Brasil pueden alcanzar los 1,6 millones, superando a los 1,1 millones de casos estadounidenses detectados.

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El podio

Los casos de Chile y Perú son paradigmáticos: pese a presentar distintas alternativas, el COVID-19 se expandió de igual manera por ambos países limítrofes. Por caso, en la nación trasandina, el jefe de Estado, Sebastián Piñera, dictó una cuarentena selectiva y dinámica por zonas –dependiente del número de infectados activos– que parecía haber sido efectiva para ralentizar la velocidad de contagios semanales.

Pero los números de abril fueron muy distintos a los de mayo. Mientras que en el mes cuatro mantenía un promedio de 400 contagiados, 30 días después, las cifras crecieron exponencialmente: los infectados pasaron la barrera de los 100.000. Es decir, más de 3.000 contagiados por día.

El propio Presidente reconoce ese estado de situación. "Estamos muy conscientes de que el sistema de salud está muy exigido, muy demandado. Ayer, escuchaba a algunos especialistas que decían que estamos muy cerca del límite. Es verdad, estamos muy cerca del límite", expresó, en su última entrevista. Al cierre de esta nota, fueron 87 los fallecidos en las últimas 24 horas.

Pero, atravesando el desierto de Atacama, la situación es similar. En Perú, la escalada de casos no frena, pese a que el presidente Martín Vizcarra impuso, desde el 16 de marzo, una cuarentena estricta en todo el país que se extenderá hasta el próximo 30 de junio. El confinamiento incluye un toque de queda: ningún ciudadano puede circular por las calles a la noche, y los domingos están obligados a permanecer en sus hogares durante todo el día.

Las cifras parecen no acompañar la cuarentena. El país andino es el segundo más afectado de Sudamérica, con 174.844 infectados y más de 4 mil muertos confirmados. Pero, entonces, con un toque de queda estricto, ¿cómo se explica la circulación de los contagios? Perú es uno de los países con mayores porcentajes de informalidad, ya que alrededor del 70% de los trabajadores habita en la informalidad y necesita del empleo diario para sobrevivir. 

La gente tuvo que decidir entre morir de coronavirus o morir de hambre“, fue el crudo relato de Omar Neyra, doctor en Salud Pública, a este medio.

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Amarillo

Tal cual lo explica el gráfico que introduce a esta nota, debajo de estos tres países hay un pelotón de naciones que, si bien no mantienen las mismas estadísticas que Brasil, Chile y Perú,  lejos están de haber presentado un descenso prolongado en la curva de contagios.

Se tratan de Ecuador, Argentina, Colombia y Bolivia. En el desagregado por nación, las situaciones son bien distintas. En nuestro país se pasó de ralentizar los contagios en abril, a sufrir un brote en las tres primera semanas de mayo. Ante eso -y con un aislamiento social obligatorio desde el 20 de marzo- el panorama se divide en dos: un control estricto en el AMBA -en especial, en el transporte- y la flexibilización extendida al interior del país.

El 25 de marzo, el gobierno colombiano decretó la emergencia sanitaria y ordenó una cuarentena nacional. Las medidas consiguieron un similar que en Argentina: aplanar la curva de contagio, reduciendo la tasa de reproducción.  Sin embargo, los casos nuevos de las últimas semanas han superado el 25% del total de los casos acumulados (que generó un total de 31.000 contagiados), lo que significa que el país aún no está fuera de peligro. Y frente a este escenario, el presidente Iván Duque extendió el aislamiento social preventivo y obligatorio hasta el 30 de junio, alcanzando una de las cuarentenas más largas a nivel global.

Ecuador enfrenta, justamente, el caso contrario: de sufrir un crecimiento exponencial con una tasa de reproducción de dos días, pese a que rige un estado de excepción desde el 16 de marzo. La dirección pareciera haber cambiado en el mes 5, cuando en una desaceleración constante se pasó de un pico de 7.000 contagios en un día a un promedio diario de 500, en las últimas tres semanas de mayo.

Bolivia transita la pandemia con números más bajos (10.991 infectados y 376 muertos) desde que inició el confinamiento, el 22 de marzo. Eso sí, la curva de contagiados sigue en ascenso y el gobierno de Jeanine Añéz no escapa los conflictos que van desde la detención del ministro de Salud (acusado de sobrepagos) a una explicación bastante curiosa de la pandemia.

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Paraguay y Uruguay, en verde

Paraguay y Uruguay fueron las dos naciones menos afectadas en cuanto a los contagios. Sin embargo, en las recetas, fueron bastante diferentes. El país oriental decidió avanzar a una cuarentena "voluntaria" que consiguió la mayoría de adeptos. Para mediados de abril, la proporción de nuevos casos en relación a los acumulados totales fue del 2%, lo que implica un control parcial de los infectados. Los últimos tres días, los casos diarios fueron menos de cinco, en promedio.

Mientras tanto, recién este último martes, Paraguay superó los 1.000 casos de COVID-19, 84 días después de decretar la cuarentena sanitaria. Los hospitalizados asombran aún más: hay solo 10 pacientes internados por COVID-19, dos de ellos en terapia intensiva. El alerta, ahora, mira a un solo lado, Brasil. "La curva de casos por día era de 25, pero que con la llegada masiva de repatriados desde Brasil a partir del 1 de mayo los números subieron exponencialmente", expresó Julio Mazzoleni, ministro de Salud.