En lo que va de 2021, US$ 1.500 millones de las arcas del Estado salieron del país por el turismo en el exterior. Las reservas netas del Banco Central hoy se encuentran cerca de los US$ 6.000 millones y el rojo en la balanza turística de este año fue incluso menor de lo normal: en 2017 salieron alrededor de US$10.000 millones, una cifra cercana a la que Argentina deberá desembolsar de aquí a marzo por los vencimientos de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

En ese contexto, el Gobierno decidió prohibir la financiación de cuotas por parte de las tarjetas de crédito para la compra de viajes y otros servicios al exterior. Gabriel Rubinstein, director de GRA Consultora y exrepresentante del BCRA, brindó su opinión a El Canciller sobre la nueva normativa y dijo que “son medidas que provocan un clima de que es un país difícil”.

- ¿Qué lectura hacés de la medida?

Es una evidencia más de la situación totalmente crítica de reservas que tiene el Banco Central. Entonces hacen todo lo que pueden para bajar el drenaje de reservas y no les importa si las agencias de viajes tienen problemas. Todo suma en este momento. Es una señal de que están dispuestos a seguir controlando y controlando; y perfeccionando en un sentido restrictivo el cepo.

- ¿Qué tanto mueve la aguja la gente que compra pasajes en cuotas?

Es un segmento acotado de la población. Pero al Gobierno no le importa si la gente de clase media se ve afectada. Por otra parte, están contentos si esa persona no viaja al exterior y se va a Mar del Plata, Cariló o Pinamar.

- ¿Puede aportar algo positivo por el lado del turismo nacional?

Sí, pero en realidad siempre hay aspectos negativos que no son directos e inmediatos. Vas a perder menos reservas, pero como correlato van a aumentar un poco los precios en la Costa, porque esa gente va a presionar sobre una demanda ya muy fuerte. Y por otro lado, este tipo de cosas genera que quienes podrían invertir acá decidan hacerlo en otro lado. Son medidas que provocan un clima de que es un país difícil.

- ¿Cómo impacta en la imagen de la actual gestión?

Esto muestra la desesperación del Gobierno. Se la pasan diciendo que no hay problemas de reservas, que está todo bien, y cada dos por tres tenés nuevas restricciones. No está todo bien. Nosotros calculamos alrededor de US$ 1.500 millones de reservas líquidas negativas. Están usando plata de los encajes, plata que no es de ellos.

- Si las reservas utilizables son tan bajas, ¿no tiene cierto sentido limitar esta salida de dólares?

Si, claro. Tiene esa lógica. El problema es qué te lleva a esta situación. Los países normales no hacen este tipo de medidas. El Gobierno se debería preguntar qué es lo que está llevando a que las cosas sean así como son. Encima, cuando hacés controles siempre hay corrupción.

- ¿Qué tipo de corrupción?

Es muy probable que haya una cantidad de funcionarios que se estén beneficiando de la brecha porque estén importando cualquier cosa, después pagan coimas y le sacan los divisas al Banco Central a $100 el dólar para luego venderlo a $200.

- ¿Hasta cuándo puede llegar a durar esta medida?

Siempre depende del grado de represión que el Gobierno esté dispuesto a incurrir y que la población esté dispuesta a soportar. La represión puede ser in crescendo: hoy reprimen a los que quieren financiar en cuotas con tarjeta, mañana te podrían prohibir gastar con tarjeta en el exterior.

- La vocera presidencial Gabriela Cerruti dijo que la norma va a ser “momentánea”.

Siempre dicen que es temporal. Casi todos los impuestos en Argentina empezaron como temporales: a los límites del crédito, las retenciones. Acá es muy común que lo que es temporal después se quede. La palabra de la vocera presidencial está muy devaluada, no creo que nadie le crea mucho.

- ¿Esta medida puede verse como un gesto hacia el FMI teniendo en cuenta que hay que llegar a un acuerdo antes de marzo?

No como gesto, porque no es un tipo de medida que el Fondo suela pedir. El Fondo no te pide más controles, al contrario, te puede llegar a pedir que tengas reglas más claras y no tan arbitrarias, que vas sacando y poniendo. Hay que tener un esquema más claro y menos sujeto a restricciones nuevas. Está bien, vos ahí me podés decir: “Pero con eso pierden menos reservas”. Bueno, sí, eso te da más aire como para que las conversaciones con el Fondo puedan durar dos o tres semanas más. Te da un mínimo tiempo para sentir que negociás con menos grado de desesperación, pero no cambia la situación.