El domingo pasado fueron las elecciones presidenciales en Chile. Si bien el voto en el país limítrofe es optativo, con el 99,9% de las mesas escrutadas la participación del 47,19% fue una de las más bajas de su historia. Y, si hay alguna certeza que dejaron los comicios, es el desplazamiento de los dos principales partidos políticos: ninguna de las fuerzas tradicionales pasó a la segunda vuelta, que se definirá entre los candidatos de extrema izquierda y derecha el próximo 19 de diciembre.

Los resultados

José Antonio Kast se impuso como primera minoría con el 27,9% de los votos, lejos del 50% necesario para ganar en primera vuelta. El neoliberal de 55 años consiguió gran parte de su respaldo en el Interior de país andino con la promesa de “orden, seguridad y libertad”. Se trata de una figura que elogió en reiteradas oportunidades la dictadura de Augusto Pinochet y que frente a la crecida de las manifestaciones populares que se dieron en los últimos años, generó muchas adhesiones con la contraposición “libertad o comunismo”.

Esa será la discusión que intentará a instalar de cara al ballotage, en el que se enfrentará a Gabriel Boric, el candidato del Frente Amplio de izquierda. “Orden o cambio” es otro eje en el que se debatirá la sociedad chilena en el próximo mes, en el contexto de una intensa movilización social en la que el candidato pinochetista procurará representar lo primero y el exlíder estudiantil que participó de las marchas de 2019 lo segundo. Boric, de 35 años, que se hizo del 25,8% de las voluntades, es el candidato más joven que estará cerca de consagrarse como presidente, su principal fuerte fue en la capital del país andino.

La elección fue pareja, entre el primero y el segundo hubo apenas 2 puntos porcentuales. Por eso hay una gran atención respecto a dónde se dirigirán los votos de quienes quedaron afuera en la primera vuelta. Sin embargo, por la tipología de las fuerzas que quedaron relegadas, es difícil pensar en un triunfo de Boric. De los cinco espacios que quedaron en los primeros puestos, tres son de derecha o centroderecha.

En tercer lugar quedó Franco Parisi con el 12,8%, un economista libertario que vive en Estados Unidos. Hizo toda su campaña fuera del país. Y aunque quisiera no hubiera podido pisar Chile, ya que afronta compromisos judiciales por estafa, lavado de dinero y por no pasarle la cuota alimentaria a su expareja.

En cuarto lugar, Sebastián Sichel, el candidato del oficialismo de Sebastián Piñera, llegó al 12,79% de los sufragios. “Nos vamos con la frente en alto”, afirmó tras conocerse los resultados. Además, descartó apoyar el voto a la izquierda, por lo que se estima que gran parte de ese electorado sea más propenso a optar por Kast.

Detrás quedó Yasna Provoste, de la centroizquierda, con el 11,6% de las voluntades. La senadora nacional confirmó de forma tácita que toda su coalición apoyará a Boric: “No nos da lo mismo quién gobierne en el próximo periodo”, aseguró. En los últimos lugares quedaron Marco Enriquez Ominami (7,6%) y Eduardo Artes (1,47%).

La victoria del feminismo

Las cifras de la primera vuelta confirmaron la próxima composición del parlamento chileno, donde la izquierda no consiguió imponerse como primera minoría. Sin embargo, el dato novedoso está relacionado a la paridad de género: en la Cámara de Diputados habrá 55 mujeres y 100 hombres (frente a las 36 mujeres que había hasta ahora). Mientras que en el Senado pasaron de ser 10 mujeres a 12.