Cuando Sergio Massa llegó al Ministerio de Economía en los primeros días de agosto, anticipó que endurecería los controles para las importaciones, con el objetivo de cuidar los dólares de las reservas del Banco Central. Las restricciones se mantuvieron hasta este lunes, pero ahora, el Gobierno flexibilizará las condiciones en algunos casos. En concreto, liberará las compras al exterior para empresas que usen sus propios dólares.

Del déficit al superávit comercial

Desde que el tigrense tomó la decisión de limitar el acceso a la moneda estadounidense, las importaciones descendieron sustancialmente. En agosto, primer mes de su gestión, se destinaron alrededor de U$S 7.800 millones, lo que implicó un alza interanual del 36,2%. En paralelo, las exportaciones sumaron aproximadamente U$S 7.500 millones. En tanto, el déficit comercial de ese mes fue de U$S 300 millones, según informó el INDEC.

No obstante, después de tres meses consecutivos de rojo en la cuenta comercial, en septiembre llegaron las buenas noticias. En parte por la implementación del “dólar soja”, que incremento en buena medida las liquidaciones del agro, pero también por el “cuidado” de las divisas del Banco Central en materia de importaciones.

Ese mes, éstas últimas totalizaron casi U$S 7.000 millones; mientras que las ventas al exterior sumaron U$S 7.400 millones. Por ello, septiembre registró un superávit comercial de alrededor de U$S 400 millones.

El rulo que debían hacer las empresas

Hasta que la gestión Massa creó el Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA), el régimen vigente era el Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI). Por este mismo, para acceder a los dólares importaciones, muchas empresas debían hacerlo a 180 días. El problema era que ningún proveedor internacional acepta financiar una compra con esa dilación, a menos que exista algún tipo de vínculo con el comprador.

En efecto, las compañías argentinas se veían forzadas a realizar un rulo. Una operación en la que debían pedirle una nota de crédito a un banco extranjero. Y esas cartas las estaban dando a un dólar futuro a seis meses y con una comisión del 3 o 4%.

“Sin acceso”

En ese contexto de fortalecimiento de las arcas del Estado, el Gobierno decidió implementar esta nueva medida para facilitar las importaciones. La iniciativa surgió del viceministro Gabriel Rubinstein, producto de la insistencia de un gran grupo de empresas que encontraban dificultades para mantener sus niveles de producción ante la falta de insumos.

Así, estas firmas tendrán “vía libre” para realizar algunas operaciones, siempre y cuando dispongan ellas mismas de los dólares necesarios, y no se los tengan que pedir al BCRA. Simplemente deberán aclararlo en la interfaz del SIRA. Eso, a efectos prácticos, implica una devaluación encubierta, pero segmentada: si utilizan divisas propias, las compañías no podrán ir al oficial –por eso se la denomina coloquialmente “Sin acceso”– y tendrán que hacerlo a valores cercanos al dólar MEP o CCL, de casi un 100% más que la cotización del Mercado Libre y Único de Cambios (MLUC).

A su vez, desde el Palacio de Hacienda recuerdan a las empresas que el proyecto de Presupuesto 2023, que ya cuenta con media sanción en el Congreso, incluye un artículo que les permitirá un blanqueo de dinero no declarado para el caso que deba ser destinado al pago de importaciones, otro de los pedidos que realizaron cámaras empresariales al Gobierno.