La ministra de Trabajo, Raquel ‘Kelly’ Olmos, reconoció que el Gobierno está pensando en un bono de fin de año para los trabajadores del sector registrado. “Es algo que está en la mesa de negociación y no veo por qué no”, planteó, y aseguró que “es uno de los instrumentos que tenemos como alternativa” para que los salarios le ganen a la inflación.

Las declaraciones de Olmos no son aisladas: horas antes, su compañero de Gabinete, Eduardo ‘Wado’ De Pedro había insinuado lo mismo. “Sergio (Massa) está pensando con Cristina (Kirchner) una suma fija para que aquellos que perdieron con la inflación puedan recuperar su nivel de consumo”, reveló en conversación con El Destape Radio. Sin embargo, la encargada de la cartera de Trabajo aclaró que no será una suma fija, sino un bono de fin de año, que podría estar entre los $20.000 y $40.000.

La discusión abierta de los bonos, sumas fijas y paritarias

Que los salarios no deben caer aún más de lo que ya se han depreciado es un consenso entre todos los integrantes del Frente de Todos (FDT). El debate, en todo caso, está en el cómo. En la CGT, la línea es clara: cualquier cosa que esté por fuera de la paritaria cohíbe el margen de acción de los sindicatos. Es, al fin y al cabo, una discusión por protagonismos: en la central obrera consideran que los gremios deben ser los encargados de la lucha salarial contra las patronales y el bono o la suma fija va en contra de ello.

En general, cuando se habla de bono, se entiende un monto por única vez; y cuando se trata de una suma fija, se refiere a un pago permanente que queda incorporado al salario. Ésta última fue, por ejemplo, una política implementada también por el expresidente Néstor Kirchner para recuperar la economía tras la crisis de 2001.

Olmos, que intenta articular los intereses todos los actores, lanzó un guiño para los cegetistas: “La negociación es centralmente entre las organizaciones de los trabajadores y las del sector empresario”. En ese sentido, precisó que este año se suscribieron “más de 2.700 convenios paritarios” en una dinámica “que ha sido excelente”.

Niveles de empleo

Según el informe “Situación y evolución del trabajo registrado” del Ministerio de Trabajo, durante la gestión de Mauricio Macri se perdieron 219.100 empleos privados registrados. En tanto, en lo que va de la gestión de Alberto Fernández, el número de trabajadores asalariados registrados del sector privado aumentó en 191.700, según los últimos números disponibles, de julio.

En los últimos 10 años y medio, y en términos absolutos, la cantidad de empleados registrados del sector privado aumentó en 123.000. El tema está en que la variable del empleo debe cruzarse con el crecimiento poblacional de ese mismo período para que haga verdadero sentido. En ese caso, la cantidad de trabajadores registrados privados cada 100 habitantes cayó un 8,9% desde entonces.

Pero además, el empleo privado retrocedió y dejó lugar a otros tipos de modalidades de contratación, como el monotributo. En la última década, los privados pasaron de representar el 54,8% del total de trabajadores registrados, al 48,3% en julio pasado. Los del sector público aumentaron de 23,9% a 26,4%. Los monotributistas, del 12,3% al 14,5%. Y, por su parte, los monotributistas sociales, del 1,7% al 4%.

Según datos del IV Trimestre de 2021, del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), de las 12 millones de personas que integran la población activa, 7 millones estar en la formalidad y casi 5 millones en la informalidad.

Salarios rezagados

El último registro del INDEC sobre como evolucionaron los salarios –julio de 2022– mostró una suba acumulada del 41,8% este año. En ese mismo período, la inflación acumulada fue más alta: el Índice de Precios al Consumidor (IPC) en los primeros siete meses fue del 46,2%. Sin embargo, en el caso del sector no registrado, la diferencia es aún peor: contra los casi 50 puntos de los precios, los salarios informales subieron un 31,7% en 2022.

Quizás en eso pensaba Olmos cuando mencionó su especial preocupación porque la suma en la que piensa el Gobierno “le pueda llegar también a los sectores informales”. Según ella, “afortunadamente, los sectores que están en el sector paritario tienen mejores condiciones para defenderse”. En esa línea, la ministra de Trabajo agregó: “En el autoempleo y el sector informal es más difícil llegar”.

Si se mira desde una perspectiva más amplia, los registrados promedio vienen perdiendo contra la inflación hace bastante. En la presidencia de Macri perdieron 20 puntos. Pero después, desde diciembre de 2019 a la fecha, y según un reciente estudio de Fundación Libertad y Progreso, aumentaron 31 puntos menos que la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que define la línea de indigencia.

El relevamiento, realizado en base a datos del INDEC y el Ministerio de Trabajo, indicó que "entre diciembre de 2019 y julio de 2022, los salarios aumentaron 197%, mientras que la CBA lo hizo 228%". De nuevo, bajo esa vara, los informales volvieron a ser los más perjudicados. En su caso, la suba fue del 171% –es decir, 60 puntos menos–. A su vez, la Remuneración Promedio de los Trabajadores Registrados Estables (RIPTE), aumentó 206%, 22 puntos menos que la CBA.