Los datos de las últimas 24 horas son consecuentes con la vertiginosa escalada de los casos de COVID-19 del último mes producto de la circulación comunitaria de la variante Ómicron. Fueron 131.082 nuevos contagios. Aunque el número de infectados diarios crece a un ritmo acelerado, el de muertes –que el día miércoles fueron 75– no tanto. Sin embargo, hay otro dato que está generando inquietud en los especialistas: la ocupación de camas de terapia intensiva.

En el último reporte del Ministerio de Salud se informaron 2.206 personas internadas en camas UTI. Es decir, un 39,5% a nivel país y un 40,4% en el AMBA. A pesar de estar lejos del 92% que se alcanzó en el peor momento de la segunda ola de coronavirus, algunos especialistas como el médico y asesor del Gobierno Luis Cámera se mantienen alerta. En conversación con Télam, el integrante del comité de expertos de la Casa Rosada proyectó que para febrero y marzo "la ocupación de camas se puede poner tensa" por la explosión de casos de la Ómicron.

Lo cierto es que si bien la ocupación está en niveles muy inferiores a los picos precedentes, los especialistas insisten en que no se puede mirar esta ola como a las demás: antes, las curvas de contagios, camas UTI y fallecimientos crecían o disminuían en casi la misma proporción. En el brote actual, se produjo un desacople notable entre las primera y última variable, mientras que las internaciones aumentan a un ritmo intermedio

El salvavidas vino en jeringa

Eso es ni más ni menos que el efecto de las vacunas. En el momento de mayor saturación de la segunda ola, el 86,2% de los pacientes UTI no estaban inoculados. El sábado pasado, el ministro de Salud porteño Fernán Quirós precisó que tres cuartas partes de los internados en terapia intensiva en la Ciudad no poseen el esquema completo. La información desagregada muestra que el 65% directamente no está vacunado y que cerca del 10% cuenta con solo una dosis.

El crecimiento en la ocupación de camas, si bien va muy por debajo del de los casos, es considerable. Hace un mes había 681 personas internadas –un 35% en el país y 38,1% en AMBA–. Al 30 de diciembre, ese número trepó a 1.004 y una semana después, a 1.680. El último reporte informó 2.206. Es decir, en los últimos 30 días se triplicó la cantidad de camas ocupadas, en términos absolutos.

Crecimiento exponencial de la cantidad de pacientes de terapia intensiva en los últimos 30 días. (Fuente: Arnaldo Dubín, en base a datos del Ministerio de Salud)
Crecimiento exponencial de la cantidad de pacientes de terapia intensiva en los últimos 30 días. (Fuente: Arnaldo Dubín, en base a datos del Ministerio de Salud)

En conversación con El Canciller, Arnaldo Dubín, intensivista integrante de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) advirtió que "hay un aumento exponencial". "No hay ninguna duda de que se está incrementando de manera muy significativa la internación en terapia intensiva", expresó el jefe de Terapia Intensiva del Sanatorio Otamendi, quien también alertó que "hay que evitar que lleguemos a una tensión".

De momento la situación no es crítica. Pero aunque el riesgo de muerte o enfermedad grave es mucho menor que hace algunos meses, nadie sabe exactamente hasta dónde pueden llegar nominalmente los contagios. Y a pesar de que las internaciones crezcan a un ritmo menor, si crecen los casos, también lo hacen las camas ocupadas –en menor medida–. "Este número desproporcionado de contagios está haciendo que poco a poco se generen más pacientes críticos", explicó Dubín.

Una cuerda algo gastada

"Si la tensión vuelve a aparecer sobre la terapia intensiva, la respuesta no va a ser la misma. Si bien el número de camas y respiradores sigue siendo el mismo, venimos de una situación hace pocos meses de colapso sanitario con un aumento abrupto de la mortalidad vinculada, entre otras causas, a la fatiga terminal en la que enfermeros y médicos intensivistas entramos. Y no nos hemos recuperado", alertó a este medio el integrante de SATI.

Arnaldo Dubín, jefe de Terapia Intensiva del Sanatorio Otamendi e integrante de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI).
Arnaldo Dubín, jefe de Terapia Intensiva del Sanatorio Otamendi e integrante de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI).

A eso se le suma una preocupación particular por otros tres factores. Dos tienen que ver con la saturación del sistema de Salud en general y son los hisopados masivos y la mayor demanda en la atención primaria –casos leves y moderados– por la altísima circulación viral. El último se relaciona con el mismo personal de salud: en la Ciudad de Buenos Aires, casi el 20% se encuentra infectado y por lo tanto aislado, lo cual implica un menor margen de acción.

Frente a la posibilidad de que se llegue a una tensión, hay quienes piensan en medidas preventivas como por ejemplo reducir la internación en UTI por cuestiones no relacionadas al coronavirus y postergables. "Tengo entendido que la Ciudad de Buenos Aires ha emitido una directiva a los hospitales en ese sentido sobre algunas cirugías", informó Dubín.