Adolfo Rubinstein es médico graduado en la UBA, máster en Epidemiología Clínica de la Escuela de Salud Pública de Harvard y profesor titular de Medicina Familiar y Salud Pública de la UBA. Entre 1989 y 2010, fue el jefe del servicio de Medicina Familiar y Comunitaria del Hospital Italiano.  Allí creó y dirigió el Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS). Para, posteriormente, asumir como ministro de Salud durante el gobierno de Mauricio Macri en noviembre de 2017. En septiembre del año siguiente, pasó a secretario del área hasta que renunció a fines de 2019 por diferencias con el Presidente.

En diálogo con El Canciller, habló sobre el crecimiento sostenido de los casos de coronavirus y defendió el pase sanitario: "creo que en el corto plazo es una medida correcta". A su vez, criticó la planificación de la campaña de vacunación y fue optimista sobre el contexto sanitario: "Yo creo que estamos en el principio del fin de la pandemia". 

- En los últimos días hemos visto un aumento de casos considerable, ¿a qué se lo atribuye?

Estamos en el medio de la tercera ola, que ha sido fundamentalmente ocasionada por un retraso que hubo en el pico de la variante Delta, lo cual es algo que esperábamos hace unos 2 o 3 meses y que se demoró en buena medida por el avance de la vacunación y sobre todo por la nueva variante Ómicron. Una variante extremadamente contagiosa. Estas son las razones fundamentales para entender por qué se ha disparado exponencialmente la curva de casos.

- ¿Qué medidas debió haber tomado el gobierno para prevenirlo? 

Era muy difícil prevenir esta ola. Yo creo que el impacto sanitario de la segunda ola en muertes y complicaciones graves se podría haber prevenido si se aceleraba la campaña de vacunación o si se cumplían los plazos que el gobierno había anunciado en una suerte de gesta épica que no se cumplió. No se logró por errores, improvisación e imprevisión por parte del gobierno. Esta ola es diferente, es el reflejo de lo que pasa en todo el mundo con Ómicron. Desde agosto en adelante se aceleró la aplicación de inoculaciones, por eso nos agarra con una buena cantidad de gente vacunada. Comparativamente hay un fuerte desacople entre el aumento de casos, las internaciones y las muertes.

- Ante el aumento de casos el gobierno ha decidido cambiar los criterios de aislamiento. Según su opinión, ¿es ésta una decisión acertada?
Sí, definitivamente hay que cambiar los protocolos de aislamiento, sobre todo teniendo en cuenta que la evidencia empírica hasta ahora sugiere que hay menos internaciones hospitalarias y menos fallecimientos. De todos modos, hay que esperar unas semanas más para estar seguros. Por ahora, se cree que la variante Ómicron tiene preferencia por vías aéreas superiores, como las fosas nasales, y no por las inferiores, que son los pulmones y los bronquios. De esta forma, creo que la decisión es correcta, pero habría que trabajar mejor en los contactos estrechos asintomáticos. 

Adolfo Rubinstein: "Estamos llegando al fin de la pandemia"

- ¿Qué opinión le merece la implementación del pase sanitario?

Es un poderoso desincentivo para aquellos que no quieren inocularse, o no han completado sus esquemas de vacunación, sobre todo los adolescentes que deciden no hacerlo porque tienen una conducta individualista o saben que no son poblaciones de riesgo. El hecho de que tengan que estar completamente inoculados para ir a recitales o boliches genera incentivos para que se amplíe la población vacunada. Lo que hay que ver es cómo se va implementando y cómo evitar casos de violencia institucional como sucedió al inicio de la pandemia. De todos modos, creo que en el corto plazo esta es una medida correcta.

- Si bien es cierto que el porcentaje de población vacunada con dos dosis es considerablemente alto, también es cierto que el porcentaje de vacunados con terceras dosis es bajo, ¿qué balance hace de la campaña de vacunación?

Hasta julio o agosto tuvo un cuello de botella en donde faltaron suministros fluidos y fue muy intermitente. Esto tiene que ver con una pésima gestión para adquirir vacunas en los primeros seis o siete meses del año pasado. Hubo fallas y errores con una sobreideologización de la Sputnik, desacuerdos en los contratos con Pfizer y problemas de producción de la AstraZeneca.

En este momento la tercera dosis viene encontrando mucha heterogeneidad en las provincias. Esto tiene que ver con la falta de planificación y de rectoría por parte del Ministerio de Salud de la Nación. Me parece inadmisible que haya tanta disparidad en la aplicación de vacunas entre las distintas provincias. En muchas de ellas el avance de las inoculaciones es muy lento y eso podría traer grandes complicaciones. Otra cuestión a remarcar es la gran cantidad de dosis que se recibieron y no se usaron. Esto tiene que ver con las fallas logísticas en los distritos, y por la reticencia de jóvenes y adolescentes que no terminan de vacunarse.

- ¿Qué tan cerca o tan lejos cree que podemos estar del fin de la pandemia? ¿Pueden surgir nuevas cepas, como Ómicron o la más reciente de Camerún que la prolonguen por más tiempo?

Yo creo que estamos en el principio del fin de la pandemia. La historia natural de los virus respiratorios tienen una evolución con muchísimas mutaciones, tienden en general a producir más variantes que son más contagiosas pero menos virulentas. Esto tiene que ver con que cualquier organismo de este estilo busca replicarse, reproducirse y sobrevivir, para lo cual necesita no matar a sus huéspedes. Por eso creo que estamos llegando al fin de este suceso. Hay que avanzar con la vacunación, pero debe ser un objetivo global.  Hay que progresar con las inoculaciones en todo el planeta, sobre todo en África. En la medida en que no se avance en ese continente, la pandemia va a seguir.