El escenario diplomático internacional tuvo un hito histórico este jueves. En el marco de una polarización cada vez más tajante entre las dos principales potencias del globo –Estados Unidos y China–, el gigante asiático derrotó a la nación norteamericana en Ginebra. Se trata de un suceso geopolítico de pocos precedentes. En una sesión del Comité de Derechos Humanos de la ONU, presidida por el embajador argentino Federico Villegas, el pedido de que avanzara una denuncia por violaciones de derechos humanos por parte del gobierno de Xi Jinping quedó trunco. ¿Qué pasó?

Denuncia. El Proyecto de Decisión había sido presentado por EEUU, a partir de una investigación de la expresidenta chilena Michelle Bachelet –cuando todavía se desempeñaba como Alta Comisionada para los DDHH en la ONU–. En el informe se detallan distintos actos de “persecución, torturas y privación de DDHH” contra la minoría musulmana uigur. La comunidad de los uiguren se encuentra sobre la antigua Ruta de la Seda, un lugar de especial relevancia geopolítica para el gobierno chino, que busca explotar libremente sus recursos naturales. En concreto, la investigación donde 26 exdetenidos fueron entrevistados acusa “patrones de tortura o malos tratos, incluidos los tratamientos médicos forzados y las condiciones adversas de detención”, así como “incidentes individuales de violencia sexual y de género”.

Votación. A pesar del impulso de EEUU, la moción fue rechazada. Los 17 votos a favor del bloque encabezado por el país norteamericano –con apoyos como Alemania, Francia, Japón y Finlandia– no alcanzaron para imponerse ante las 19 voluntades en contra lideradas por China, donde también se expresaron Cuba, Bolivia y Venezuela, entre otros.

Abstención. Argentina se abstuvo. Al igual que el resto de la región –a excepción de Honduras y Paraguay–, la representación diplomática del gobierno de Alberto Fernández no acompañó la iniciativa. En total, el grupo de países que decidieron esta posición fueron 11.

Presión geopolítica. Argentina se encontraba en una posición delicada. Los “favores” políticos recibidos por ambos frentes de la fracturada disputa internacional la ubican en un lugar complejo: mientras el gobierno de Joe Biden apoyó al Estado argentino en las negociaciones con el FMI, la administración de Xi Jinping firmó el acuerdo por un swap de U$S 18.500 millones cuando Fernández se lo pidió.

Argumentos. Tras la abstención, desde Cancillería comunicaron que se tomó esa decisión por considerar que el proyecto "rompía el fundamento de cooperación entre los miembros de Consejo, y solo buscaba politizar el mecanismo", dado que se intentaba tratar un informe que fue voluntario, pero sin el consentimiento de China. En ese sentido, desde el Ministerio pidieron que "no se politice el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, y que no se transforme en un ámbito de disputa entre potencias".