Jueves a pura rosca en la Cámara de Diputados: el Frente de Todos (FDT) intenta conseguir el acompañamiento de una mayoría que le permita aprobar la Ley de Envases, una norma que establece una tasa de hasta el 3% sobre los productos envasados no reciclables. La medida busca crear un desincentivo económico para reducir la basura de estas empresas, que representa un 25% de los residuos que se generan en el país, de los cuales solo el 8% se recicla.

Desde el oficialismo reconocen que el poroteo en el recinto está ajustado. Con las adhesiones que el Gobierno consiguió hasta ahora, no obtendría el quórum para darle tratamiento a la iniciativa. Todos los esfuerzos están puestos en convencer al Interbloque Federal que –como es de costumbre– será decisivo.

“Así como está, yo no lo voto”, afirmó a El Canciller un diputado del espacio que también integran los cuatro parlamentarios del schiarettismo de Córdoba Federal, en donde no acompañarán la medida. La oposición rechazó de forma contundente la propuesta, pero en el FDT reconocen que hay planteos que son “atendibles”. “Algunos de ellos estamos dispuestos a incorporarlos y otros no”, contó el diputado Itaí Hagman a este medio.

Itai Hagman, Diputado Nacional
Itai Hagman, Diputado Nacional

Los argumentos de la oposición y la respuesta del oficialismo

Con matices internos, Juntos por el Cambio (JxC) se opone fuertemente a la ley, a la que consideran que tiene un propósito “recaudatorio”. En ese sentido, plantean que el Gobierno intenta resolver por vía fiscal lo que no puede solucionar en lo económico. Hablan de “impuestazo” y afirman que la carga que se le cobrará a las empresas se trasladará a los precios y recaerá en el precio final para los consumidores.

En tanto, estiman un impacto a la suba de un 4,6% en la inflación de los productos afectados y de un 3% en el total. “Se instaló que el monto de la tasa es del 3%, y no es así”, refutó Hagman, quien además agregó: “Es un techo, es decir que lo recaudado nunca pueda ser superior a ese porcentaje del precio mayorista”. Por contrario, el diputado aclaró que, en realidad, “estamos hablando de porcentajes que van por debajo del 1%”. Por lo tanto, señaló que “el impacto en los precios va a ser bajísimo”.

El Ministerio de Ambiente de Juan Cabandié –impulsor del proyecto, con el aval de Máximo Kirchner– está trabajando para poner ejemplos concretos sobre cuál sería la tasa que se aplicaría.

Sin embargo, sea cual sea el porcentaje, las empresas podrían trasladarlo a los precios finales. “Con este esquema se le quita la responsabilidad al productor, que puede pagar la tasa y seguir llenando el mercado de envases”, explicó el radical Gustavo Menna. “Bueno, pueden hacer eso. Pero habrá otra empresa que utilice envases más retornables y podrán vender sus productos más baratos. La empresa quiere vender lo más barato posible”, respondió Hagman. De esta manera, las compañías se verían perjudicadas en términos de competitividad.

Gustavo Menna, Diputado Nacional.
Gustavo Menna, Diputado Nacional.

Por otra parte, el legislador del FDT desmintió que la intención de la propuesta sea recaudatoria. “El mayor éxito de esta ley es que no recaude nada”, precisó. “Lo mejor que nos puede pasar es que la recaudación sea cero, porque en ese caso las empresas estarían utilizando su propio sistema de reciclado o envases reciclables”. Es decir, la tasa puede ser también 0% si el sector privado genera un sistema que no genere basura perjudicial para el medioambiente.

En caso de no cumplir con ello, el 100% de lo recaudado por parte del Estado se redistribuiría a todos los municipios, donde hoy el tratamiento de los residuos representa entre un 10 y 20% de los costos locales. Además, ese dinero implicaría más puestos de trabajo y sustitución de importaciones, teniendo en cuenta que actualmente la Argentina importa desechos porque esa industria necesita insumos para la producción y el mercado local no la abastece.