El fenómeno Milei en las redes sociales: las cinco razones que explican el triunfo
El primer candidato nativo digital de la Argentina, el Presidente más votado y el que hizo de las redes su búnker de campaña. Cómo Javier Milei logró saltar de Instagram a la Casa Rosada y cambiar para siempre el paradigma de la comunicación política en el país.
Fue el primer diputado que sorteó su dieta en un reel, el candidato que en vez de afiches usó memes, el primer político que respondió a los comentarios de usuarios random y el que asimiló a su propia campaña las cuentas no oficiales de sus fans. Los publicistas dirían que Javier Milei, sin dudas, pensó fuera de la caja.
¿Cómo pasó de ser un economista pintoresco de las redes y en la televisión a transformarse en la mejor opción de 14.476.462 de argentinos? “El libertario construyó un diálogo directo con sus audiencias, un posicionamiento personalista e intervino en la conversación con piezas disruptivas de las que hizo una marca propia”, describió Martina Barone, directora ejecutiva de Dinamarca PR.
En relación a las variables que, desde las redes sociales, terminaron corroborando esa efectividad en las urnas, el reporte sobre tendencias Watch, de Dinamarca PR, expone los detalles clave de la estrategia:
1. Actividad decreciente en redes a medida que avanzaba la campaña
Tras una instalación agresiva e hiperactiva en las redes sociales, el promedio de posteos diarios del ahora Presidente electo fue decreciendo desde 34 en la previa de las PASO de agoto hasta 14 en el tramo final de la campaña, cercano al balotaje. “Esta tendencia se corrobora de manera inequívoca en todos los candidatos. Cuánto más activos se volvían en la comunidad digital, menos engagement generaban con sus publicaciones. Lo que sin dudas pone en valor la necesidad de crear contenido de calidad y de seleccionar con precisión aquellas piezas que marquen una diferencia”, explica Barone.
2. Mientras más bajaba su nivel de actividad, más influyente y eficaz se volvía
Con la atención ya captada sobre su imagen luego del batacazo de las PASO, el libertario inició en julio, con un promedio de 190.654 reacciones positivas diarias, una escalada de influencia que superó las 718.716 en noviembre.
El dato aportado por Watch da cuenta, en valores absolutos, de las interacciones positivas diarias recibidas por el candidato libertario en sus perfiles de Instagram, Facebook, Tik Tok y X.
3. Instagram fue su red más eficiente
Si bien el 82,34% de sus publicaciones fueron en X y Facebook, con solo 17,35% sobre el total, Instagram le dio 78,76% de las interacciones positivas que recibió: 55.299.904 de likes sobre un total de 2848 posteos.
4. Capitalizó en Tik Tok el poder de las cuentas no oficiales
A lo largo de toda la campaña, Milei realizó solo nueve publicaciones en su cuenta oficial de Tik Tok. ¿Eso significa que decidió no capitalizar el potencial de alcance de esta red? En absoluto. Esa mínima participación le dio el rendimiento por posteo más alto de todas las plataformas. Según muestra Watch, 97.256 reacciones promedio por posteo le aportó Tik Tok y 88.169, Instagram. “A su vez, sumó a su estrategia el volumen de conversación generado por cuentas no oficiales de seguidores que generaron millones de reacciones e intertextualidad a su imagen pública”, aporta Martina Barone.
5. Marcó agenda con piezas disruptivas y orgánicas de redes sociales
La fuerza de Instagram en la campaña del Mandatario electo queda en evidencia al relevar sus 100 posteos con más interacciones positivas: 96 surgieron de allí, dos de Tik Tok y dos de X.
El meme de El pato y el León fue la publicación con más reacciones positivas de toda la campaña (1.113.229 likes). A ese posteo le siguieron en performance la captura de TN sobre el ganador de las elecciones (906.726 likes) y la foto de Milei votando (891.309 likes), todos ellos en Instagram.
Con el resultado puesto en las urnas, el candidato confirmó que su apuesta a la comunicación política horizontal, de fuerte contacto con las audiencias y de formato plenamente visual, es capaz de incidir en la relación con los votantes y romper con las fórmulas tradicionales de los discursos electorales.