El decreto de coparticipación de Alberto empuja a Larreta al conflicto y refuerza a los "halcones" de Cambiemos
La decisión presidencial de transferir un punto de CABA a Provincia para el Fondo de Fortalecimiento bonaerense representa un golpe para los moderados de la opisición y alienta a una mayor polarización en la escena política.
Fue una semana de marchas y contramarchas para Juntos por el Cambio en un juego de tensión permanente entre "halcones" y "palomas". Luego del boicot a la sesión especial remota en Diputados, donde se impuso el ala dura de la oposición, los sectores más afines a una coordinación con el gobierno nacional habían allanado el camino para dar algunos pasos en un sentido de moderación.
Entre esos avances se contaban el acuerdo en la Cámara Baja para reanudar el funcionamiento legislativo, un pedido de diálogo con una agenda común al Ejecutivo y la participación de los intendentes de JxC en la cumbre convocada en Olivos por Alberto Fernández en medio de la crisis por la protesta policial.
Pero ahora todo eso parece haber volado por los aires con el anuncio de Alberto Fernández de transferir un punto de coparticipación -un poco más de 30 mil millones de pesos- de CABA a Provincia de Buenos Aires para financiar el Plan de Seguridad bonaerense.
El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, un equilibrista del diálogo, se enteró de la resolución pocos minutos antes por un llamado de "Wado" de Pedro mientras que los jefes municipales como Jorge Macri o Diego Valenzuela tomaron conocimiento del tema cuando eran parte de la presentación, sentados detrás del presidente.
Para Juntos por el Cambio, la jugada presidencial fue una "mojada de oreja" que se encuentra directamente enmarcada en los deseos de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner de alentar un conflicto del primer mandatario con "Horacio". Por ese motivo, no tardaron en salir desde todos los sectores de la oposición a rechazar en forma enfática el DNU e, incluso, se anticipa una batalla judicial en la Corte por el tema.
Es claro que la movida de Alberto empuja a Larreta a un conflicto que el jefe de gobierno porteño intentó por todos los medios evitar y deja desarmado a quienes promovieron una línea de entendimientos.
El principal beneficiado de este desenlace: el expresidente Mauricio Macri, quien apuesta a la grieta para sostener su liderazgo al frente de la oposición. Ahora resta por ver como reaccionará "Horacio" en este ajedrez.