La vuelta de Mauricio Macri al país tras su estadía por 30 días en París y Zurich se da en un momento adecuado para la estrategia que quiere desplegar el exmandatario en miras a referenciarse como el líder de la oposición.

Si bien deberá permanecer dos semanas en aislamiento por su regreso del exterior, no alterará su modalidad de participación en la mesa de la coalición opositora, donde ya participó vía zoom las últimas dos ocasiones.

Luego de los cruces entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio por la sesión especial en Diputados el martes pasado, el titular de la Fundación FIFA siente que "los halcones" como Patricia Bullrich y Hernán Lombardi salieron fortalecidos.

Es la lectura (o el relato) que Macri quiere construir en contraposición al ala dialoguista del frente opositor. El respaldo a la movilización del 17A, tras los chispazos entre los referentes que participaron y aquellos que sugerían no movilizarse, se inscribe en la misma línea.

En ese cuadro, el expresidente mantiene una relación fría y distante con el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que aspira a un salto propio para la presidencia en 2023 y es hoy uno de los que mejor mide junto con María Eugenia Vidal y Martín Lousteau.

Tampoco dentro de los radicales convive una mirada común hacia el exjefe de estado. Aunque mantiene un diálogo regular con Ernesto Sanz, referentes del partido centenario como Alfredo Cornejo cuestionaron su viaje al exterior.

[recomendado postid=116228]

Falta para las elecciones de medio término, pero tampoco tanto. Macri espera que la polarización del clima político le mantenga garantizado su puesto como el líder de la oposición, ahora de vuelta en estos pagos.

Pero hay otros que piensan que es hora de una renovación. Aún así, todos descartan una ruptura de JxC, al menos, hasta después de las elecciones.