Para saber qué piensa el futuro ministro de Seguridad, hay que leerlo. Cultor del bajo perfil, hace varios años es el referente de seguridad de Sergio Massa, además de ser asiduo columnista del Diario Perfil durante los años de Patricia Bullrich al frente del ministerio que ahora, dicen, le tocará comandar a él.

En la cartera nacional, reconocen que prefieren a algún garantista, ya que Gorgal colocaría la discusión en lugares “menos cómodos”.

A lo largo de aquellos artículos, Gorgal fue planteando críticas quirúrgicas a una de las funcionarias estrella de Cambiemos, cuya ¿exitosa? gestión le valió un reconocimiento final de Mauricio Macri: ahora será presidente del PRO.

En resumen, Gorgal aseguraba que la política en materia de drogas era “un fracaso” y que en materia de funcionamiento policial, Bullrich no corregía ninguna de las condiciones de fondo que hacían falta para mejorar la seguridad.

“Con los datos disponibles, hay más indicios para suponer que fue fracaso a que fue un éxito”, escribió Gorgal respecto a la lucha contra el narcotráfico. Mientras Bullrich mostraba decomisos récord, arrestos y encarecimiento de la droga, su más probable sucesor publicaba que “ya desde los 80 se dejó de usar la cantidad de droga decomisada como indicador de impacto”. “Lo que hubo fue una expansión de la oferta: si hay más producción y circulación de cocaína, y hay más personas dispuestas a comprar esa sustancia, suena lógico que las policías también se topen con cada vez más personas metidas en el negocio”, alertó.

Sin embargo, tal vez la mayor de las diferencias haya aparecido con el caso Chocobar. Mientras Patricia montaba un operativo de aclamación que incluyó audiencias con el Presidente, Gorgal criticaba ferozmente la resolución oficial.

“El nuevo Reglamento General para el Empleo de Armas de Fuego, que se dio a conocer esta semana, constituye un magistral hecho comunicacional, que no llena un vacío normativo, ni modifica las disposiciones existentes en la materia, y tampoco corrige el estado de vulnerabilidad con la que el funcionario policial ejerce su tarea en la Argentina; por el contrario, la agrava”, advirtió en Perfil, y agregó que “es probable” que la motivación haya sido generar medidas “provocadoras de debates funcionales a su posicionamiento electoral”, aunque “intrascendentes” para con la realidad de los problemas.

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Gorgal, que ya fue funcionario tanto en la Ciudad como en la Provincia de Buenos Aires, se mostró insistente respecto a la capacidad del actual gobierno de “administrar percepciones” en la opinión pública sin cambios de fondo ni hechos concretos.

Algo de esto manifestó cuando se discutió el empleo de las Fuerzas Armadas en materia de seguridad interior. “Una modernización de los sistemas de defensa y de seguridad requiere liderazgo innovador, visión moderna y equipos profesionales que mediante normas, estrategias formales, planes operativos, reglas de participación y presupuestos traduzcan en hechos las palabras y los gestos: demanda transformar la realidad”, criticó.

Tampoco tuvo reparos en cuestionar la política sobre inmigrantes en relación a la inseguridad. O el uso de las polémicas pistolas Taser. “Dotar con un arma no letal al 0,3% de los miembros de fuerzas federales, echar al 0,05% de los extranjeros que viven en nuestro país y bajar la edad de imputabilidad relativa de menores de 16 a 15 años pertenecen al mundo de las piezas comunicacionales”, publicó.

Si es confirmado por Alberto, a Gorgal también le tocará lidiar con los servicios de inteligencia, en un contexto de alta inquietud interna, luego de cuatro años complejos. Sus diferencias con el macrismo también estuvieron ahí. Según escribió en Perfil, la AFI se convirtió en “una especie de brigada policial” orientada a investigar delitos complejos, lo que “convenientemente” requería una relación fluida con la Justicia Federal.

El Canciller intentó comunicarse sin éxito con Gorgal. Sus voceros señalaron que “no tiene nada para decir” hasta que sea confirmado en su cargo. “Lean las columnas en Perfil”, sugirieron. Así fue.