En la tarde del miércoles, llegó al despacho de Sergio Massa un pedido de sesión especial para el próximo jueves al mediodía. La peculiaridad se encontró en la heterogeneidad de firmas: desde su impulsor, Florencio Randazzo (Identidad Bonaerense), hasta José Luis Espert (Avanza Libertad), pasando por Cristian Ritondo (PRO), Mario Negri (UCR), Juan Manuel López (CC-ARI), Rodrigo De Loredo (Evolución), Emilio Monzó (Encuentro Federal), Ignacio García Aresca (Córdoba Federal) y Luis Di Giacomo (Juntos Somos Río Negro).

El scrum opositor pidió la sesión para tratar en el recinto la implementación de la Boleta Única de Papel (BUP), un tema sobre el que el oficialismo tiene serias inquietudes. Y, si bien entre las fuerzas impulsoras llegan al quórum para habilitar el debate, no hay ningún dictamen de comisión sobre la BUP, por lo que el acompañamiento del Frente de Todos (FDT) será necesario para aprobar un tratamiento sobre tablas, que requiere los dos tercios.

¿Buenos o malos precedentes?

Hay diversos casos previos de orden provincial y municipal que utilizan la boleta única. Los hay más puntuales, como las ciudades de San Luis y Bariloche. Así como especiales, como los ciudadanos presos en las cárceles o los argentinos residentes en el exterior –que representan el 1,13% del padrón–. En cuanto a los últimos, en las últimas elecciones legislativas de 2021 estuvieron habilitados para sufragar unas 409.152 personas bajo esa modalidad y en alguna de las 133 delegaciones diplomáticas fuera del territorio nacional.

Santa Fe fue pionera. La boleta única surgió en ese distrito a partir de un proyecto aprobado en 2011, que había sido presentado por el entonces diputado provincial y hoy intendente de Rosario, Pablo Javkin. Desde entonces, y con la particularidad de haber sido promulgada apenas tres meses antes de su primera implementación, allí se vota mediante un sistema que consta de un diseño por categoría.

Así, los electores reciben e introducen en distintas urnas una boleta por cada cargo en disputa. Así, cada ciudadano puede llegar a manipular, por ejemplo, cinco boletas: una para gobernador y vice, otra para diputados, otra para intendente, y más. Además, cada papel –que se mete doblado dentro de la urna, pero sin sobre– cuenta con la opción del “voto en blanco”, a diferencia del sistema convencional, donde esa opción se ejerce por omisión.

En un estudio realizado tras la primera experiencia, el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) mostró que un 94,8% de los fiscales y dirigentes políticos encuestados valoró el sistema como “muy bueno”. Además, se recalcó su agilidad en el proceso: la duración promedio de votación fue de seis minutos por persona.

Además, la institución notó que la de boleta única tiene efectos sobre el voto cruzado. El diseño por categorías incrementó lo que en el sistema anterior se denomina “corte de boleta”. Sin embargo, desde CIPPEC advirtieron que este efecto “no es automático ni igual para todas las categorías ni para todos los partidos políticos”.

Córdoba también marcó un precedente. Solo unas semanas después de su provincia limítrofe, el distrito del centro del país también incorporó una papeleta de 47 centímetros de ancho por 35 de alto con los candidatos ordenados de forma aleatoria. A diferencia de la santafesina, la Boleta Única de Sufragio (BUS) agrupa todas las categorías en una misma instancia. En las columnas, los cargos; y en las filas, los espacios políticos.

La Boleta Única de Sufragio (BUS) de las elecciones provinciales de Córdoba en 2019.
La Boleta Única de Sufragio (BUS) de las elecciones provinciales de Córdoba en 2019.

En ella, cada ciudadano tiene la opción de votar la lista completa en el casillero de la primera columna. Pero, si lo desea, puede seleccionar candidatos de distinto signo para cada cargo. Eso sí, en tal caso, no debe tildar la casilla primera, porque sino el voto será anulado parcialmente –ahí solo cuenta el de la lista completa y no el segundo–. Esto produjo una fuerte confusión en su momento que devino en una intensa discusión política.

Después de ambos precedentes el secretario de Comunicación Pública de la Nación de aquel entonces, Juan Manuel Abal Medina, publicó algunas consideraciones en el diario Página 12, en donde respaldó los nuevos sistemas, pero le marcó a los “partidarios acérrimos de la boleta única” algunas cuestiones discutibles, como el incremento del voto en blanco y nulo (cerca del 20%), la mayor complejidad para garantizar gobernabilidad (producto del voto cruzado, que fomenta en algunos casos un parlamento de difícil conformación de mayorías) y la tendencia a una “personalización del voto” (con una menor solidaridad entre los candidatos de un mismo espacio, dado que no habría un efecto “arrastre” entre ellos).

Los “casi”

Salta y Chaco utilizan este tipo de sistema, pero de forma electrónica, no en papel. Entre sus argumentos se encuentra principalmente el alto costo que implica la BUP. En Neuquén también se da así. Por otro lado, existen tres distritos que ya cuentan con una ley aprobada para el desarrollo de la boleta única. ¿Cuáles son?

Sin el acompañamiento del peronismo local, Mendoza acaba de sancionar la normativa y la llevará a las urnas en los próximos comicios de 2023. La Ciudad de Buenos Aires también cuenta con una ley. A su vez, la Legislatura de Catamarca aprobó la BUP en su momento, pero luego fue vetada por la exgobernadora Lucia Corpacci. Asimismo, hay otras provincias que intentan avanzar con distintos proyectos, como Entre Ríos, Río Negro, Chubut y la provincia de Buenos Aires.