Cocaína y pastillas: andá de a poco y despacio”, decía el folleto que se repartió en un acto del Municipio de Morón este fin de semana. Además, el panfleto recomendaba: “Tomá poquito para ver cómo reacciona tu cuerpo”. La campaña también refería al consumo de marihuana y aconsejaba que se fumen flores procedentes de “fuentes confiables”. 

Una vez que se viralizó la noticia, llovió una catarata de críticas desde distintos sectores políticos. Referentes de la oposición como Santilli y López Murphy salieron a cuestionar la gestión municipal e, incluso, el referente del PRO Waldo Wolff denunció penalmente al intendente Lucas Ghi. 

Desde la Asociación de Reducción de Daños de Argentina (ARDA), que asesoran al municipio de Morón en la campaña, salieron al cruce de las críticas y mediante un comunicado manifestaron que "desde la oposición desconocen los alcances de las políticas de reducción de riesgos y daños que desde hace décadas llevan adelante países del Primer Mundo", advirtieron. 

¿Qué dicen los especialistas sobre las políticas de control de daños?

En diálogo con El Canciller, la Doctora en Psicología Silvia Inchaurraga, secretaria general de ARDA, explicó que "el control de daños es un modelo que nace en los años 80 en Holanda, Suiza, Australia y Reino Unido para reducir las consecuencias adversas del consumo de drogas asociado al contagio de Hepatitis y VIH-Sida". "La idea es reducir los daños, muertes, discriminación y criminalización de los usuarios de drogas", plantea. Además, agrega que "representa un paradigma diferente al hegemónico, que centra su discurso en un simple 'no a las drogas' y busca criminalizar al consumidor encerrándolo en un centro de rehabilitación para tratar su abstinencia al consumo de sustancias". 

Reducción de daños: qué es y cómo aconsejan aplicarla distintos especialistas

Por su parte, el exministro de Salud Adolfo Rubinstein señaló ante este medio que las políticas de control de daños y riesgos deben implicar la identificación de la población objetivo para reducir el daño potencial. No obstante, aclaró que "jamás una política de esta índole debe estar aislada de otras políticas educativas, de prevención, tratamiento y rehabilitación". "En segundo lugar, no puede implementarse desde un municipio, son políticas que deben ser implementadas de forma nacional y federal. En tercer lugar, una política de este estilo no puede estar dirigida de manera generalizada a todos los jóvenes, porque sino se puede interpretar que el folleto promueve el consumo de drogas, lo cual está mal", sentenció. "Las políticas de control de daños se deben hacer de forma integral y con un abordaje nacional desde SEDRONAR o alguna institución competente, no de esta forma", concluyó.

Desde el área de prensa de SEDRONAR prefieren evitar hablar del polémico folleto repartido en Morón. Consideran que "lo importante es hablar de cuidado" y explican que los consumos problemáticos son una relación entre las sustancias las personas y su contexto. "Hablar sólo de lo que hace una sustancia sin tener en cuenta a quién le llega, qué le pasa a esa persona, en qué circunstancia consume, es por lo menos erróneo o incompleto", sostienen. 

Por último, Pablo Cymerman, investigador de la UBA y fundador de la Asociación Civil Intercambios, organización especializada en problemas relacionados con las drogas desde la perspectiva de reducción de riesgos y daños, coincidió con los especialistas. En diálogo con El Canciller resaltó que instituciones como la ONU y la OMS consideran que estas políticas deben implementarse desde organismos nacionales. Aún así, no rechaza que se implementen desde municipios en consonancia con organizaciones de la sociedad civil. Con respecto al folleto de Morón, el investigador considera que "si bien se entregó en un evento público y recreativo, el material estaba destinado a consumidores de drogas, no para cualquier joven". "No creo que quienes no hayan pensado en consumir se vean motivados a hacerlo por lo que dice el folleto, independientemente si está bien o mal redactado", plantea.

"Lo que hay que resaltar como positivo es que, a partir de estas experiencias, se vaya pensando en mejorar la implementación y la comunicación en la política de reducción de daños para evitar la muerte de, por ejemplo, casi toda una generación por compartir material inyectable, la muerte de más de 20 personas por cocaína adulterada al no tener programas de testeos de sustancia o las muertes en ámbitos recreativos por no implementar programas de reducción como tuvimos en Time Warp", finaliza Cymerman.