Este miércoles se conoció que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) desembolsará unos U$S 700 millones extra que, según el ministro de Economía, Sergio Massa, ayudarán “a fortalecer las reservas argentinas”. Actualmente, el país cuenta con 73 préstamos otorgados, con un monto total aprobado de poco más de U$S 12.411 millones. Pero el vínculo entre la entidad financiera y el gobierno de Alberto Fernández tuvo sus idas y vueltas.

Comienzos. Tras la llegada del Frente de Todos (FDT) al poder, la relación en un primer momento fue buena. En el BID confirmaron desde un comienzo que, en caso de que Argentina llegase a un default con el FMI, no frenarían los desembolsos ya pautados con el país para el desarrollo de distintos proyectos productivos. En ese entonces, el país contaba con 54 préstamos otorgados por un total de USD 9.206 millones y un saldo por desembolsar de USD 3.874 millones. Gran parte de ese financiamiento fue destinado al programa de la Tarjeta Alimentar: U$S 1.000 millones de esos fondos se habían reasignado con ese destino.

Postulación. El organismo era presidido en aquel entonces por Luis Alberto Moreno. Gustavo Beliz, que comandaba la cartera de la Secretaría de Planeamiento Estratégico, estaba a cargo de la relación entre el Gobierno nacional y el organismo internacional. En marzo de 2020, comenzó la carrera para posicionar a Beliz como el candidato a suceder a Moreno en la presidencia de la entidad en septiembre de ese año. En esos meses, Fernández intentó conseguir los avales de varios de los países integrantes, sobre todo de Estados Unidos –socio mayoritario, con el 30%–.

En 2020. Mientras tanto, el vínculo institucional durante ese año se mantuvo en los mismos términos. En junio aprobó otro crédito por U$S 500 millones para pymes argentinas en crisis, con el objetivo de "apoyar la sostenibilidad de las micro, pequeñas y medianas empresas como sostén del empleo en el país, en el contexto de crisis generada por la pandemia de Covid-19". Ese año de pandemia, los desembolsos fueron por U$S 1.800 millones, el mayor nivel en los 10 años precedentes.

Derrota política. Al no conseguir los apoyos necesarios, y con el fracaso de la postulación de Beliz, el Gobierno de Fernández no consiguió hacerse de la principal silla del BID. En su lugar, quien ganó esas elecciones internas Mauricio Claver-Carone, hombre cercano de Donald Trump que se desempeñaba hasta ese entonces como su asesor para asuntos de América latina y el Caribe. Así, en su etapa de salida, el expresidente norteamericano logró quedarse con un lugar clave hasta 2025.

El desembarco de Claver-Carone. Eso significó una pésima noticia para la Argentina, dado que los intereses de Fernández y su equipo estuvieron desde un principio alineados al Partido Demócrata, que impulsaba al actual mandatario Joe Biden a la Casa Blanca. La Cancillería incluso se pronunció en reiteradas ocasiones en contra de que Claver-Carone ejerciera la presidencia, tradicionalmente destinada a representantes de países latinoamericanos.

En 2021. Sin embargo, durante los primeros meses de gestión del trumpista no hubo grandes cambios. En julio de 2021, se autorizó un nuevo préstamo del BID por U$S 230 millones para apoyar el financiamiento de proyectos de investigación científico-tecnológica y al apoyo a la innovación en pymes argentinas. Esa misma semana, se aprobó otro crédito de U$S 200 millones para asegurar una mayor cobertura social en el programa de la Tarjeta Alimentar. Y, previamente, la entidad había aprobado otro por USD 200 millones, para financiar un programa de agua potable y saneamiento.

Campaña de destitución. A partir de la aprobación de la refinanciación de la deuda con el FMI, el Gobierno intentó aceitar aún más la línea de crédito con el BID. Frente a una postura cada vez más dura por parte de la máxima autoridad del banco, Fernández comenzó su campaña para destituir a Claver Carone. En la última Cumbre de las Américas en Los Ángeles, fue un pedido expreso del mandatario argentino. “La Banca de Desarrollo Regional, sin más demoras, tiene que volver en su gobernanza a América Latina y el Caribe”, afirmó en ese entonces.

BID: cómo varió la relación entre el Gobierno y el organismo en la era Fernández

Problemas en 2022. Si bien Argentina había cerrado un préstamo de U$S 500 millones en julio de 2022, Claver-Carone publicó en julio una columna de opinión en el Wall Street Journal donde afirmó no poder autorizar el crédito por “problemas de transparencia”. Curiosamente, y a contramano de lo que había planteado su titular, el BID aprobó días después una línea de U$S 1.140 millones, que tuvo un primer desembolso de U$S 200 millones. “El BID sigue comprometido a apoyar la agenda de desarrollo de Argentina con proyectos que tengan un impacto directo en desarrollo”, afirmó la institución en un comunicado.

Llegada de Massa. Una semana después se produjo un cambio en la estructura de gobierno en Argentina que modificaría la relación entre el titular del BID: la llegada de Sergio Massa al Ministerio de Economía. Viejo amigo del hombre de Trump, el tigrense logró firmar un compromiso de un total de U$S 5.000 millones para 2022 y 2023. De los cuáles, U$S 3.000 millones serían para el vigente año.

Amigos. "Ahora tenemos con el ministro una política económica cohesiva y hemos podido destrabar lo que estaba trabado", expresó Claver-Carone al enterarse de la noticia. El titular del banco contó que durante casi dos años, "un ministerio y parte del Gobierno argentino le decía una cosa al BID y otra cosa al Fondo Monetario, entonces se cruzaban los cables y no había claridad".

Destitución y más fondos. El 26 de septiembre pasado, el alfil de Trump fue destituido de la presidencia tras ser acusado de romper las normas de ética interna. Más concretamente, por mantener una relación amorosa con una subordinada, algo prohibido en la instutición. Sin embargo, eso no frenó las tratativas para que se autorizara el desembolso en las próximas 48 horas de los U$S 700 millones recientemente anunciados por Massa.