Después de que la Policía bonaerense no lo encontrara en su domicilio cuando el viernes fue a detenerlo, el puntero peronista Julio “Chocolate” Rigau, quien en septiembre pasado había sido arrestado tras ser sorprendido vaciando tarjetas de débito de supuestos empleados de la Legislatura, se entregó este sábado en la comisaría 2 de La Plata y quedó a disposición de la Justicia.

Fuentes judiciales aseguraron que el puntero se presentó espontáneamente en la sede policial, mientras era buscado intensamente por la fuerza de seguridad desde que no pudo concretarse su arresto, y adelantaron que su defensa ya pidió la excarcelación “por motivos de salud de su esposa”.

La orden de detención que pesaba sobre Rigau, del juez Guillermo Atencio, cobró vigencia desde que la Cámara de Casación Penal bonaerense revocara el jueves en duros términos la decisión de los camaristas Juan Benavides y Alejandro Villordo de declarar la nulidad del caso, al considerar que el arresto de Rigau, el 9 de septiembre pasado, se llevó a cabo sin previa autorización judicial.

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Aquel día, el puntero fue sorprendido en un cajero automático del Banco Provincia situado en el centro de La Plata con 48 tarjetas de débito, una bolsa negra con $1,2 millón y un cuaderno con las claves de los plásticos.

El miércoles pasado, Atencio, juez de garantías de La Plata, suspendió la pericia en la que se iba a abrir el teléfono de “Chocolate”, atendiendo el pedido de la defensa del puntero, en virtud de que la causa había sido declarada nula.

Con la reapertura del caso, la fiscal Betina Lacki no debería tener inconvenientes para proceder con el peritaje al celular de Rigau.

La fiscalía espera además escuchar como testigos a los miembros de la Legislatura Bonaerense que figuran como titulares de las tarjetas que tenía el acusado en su poder, para determinar de qué trabajan los supuestos empleados que percibían $580.000 mensuales y a los que en teoría Rigau les cobraba el sueldo.

Lacki quiere establecer dónde trabajaban, quién es su jefe y bajo qué régimen laboral, ya que sospecha que se trata de "ñoquis" que estaban anotados como trabajadores y cobraban parte del sueldo o alguien lo percibía por ellos.