El presidente iraní, Ebrahim Raisi, murió en un accidente de helicóptero en terreno montañoso cerca de la frontera con Azerbaiyán, según confirmaron este lunes las autoridades y medios estatales. Se trataba de un líder de línea conservadora, considerado durante mucho tiempo como el posible sucesor del líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei.

Los restos carbonizados de la nave en la que viajaban Raisi y el ministro de Asuntos Exteriores, Hossein Amirabdollahian, junto con otras personas -y que se había estrellado el domingo- fueron hallados a primera hora del lunes tras una búsqueda nocturna en medio de una ventisca y condiciones climáticas y geográficas complejas.

La muerte de Raisi, junto con la del ministro de Asuntos Exteriores y todos los pasajeros que iban en el helicóptero, fue confirmada en un comunicado difundido a través de las redes sociales por el vicepresidente Mohsen Mansouri, así como en la televisión estatal.

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La televisión local estatal notificó además que las imágenes del lugar mostraban que la nave se había estrellado contra la cima de una montaña, aunque no había información oficial sobre la causa del accidente. La agencia estatal de noticias IRNA dijo que Raisi volaba en un helicóptero Bell 212 de fabricación estadounidense.

También explicaron que los equipos de rescate lucharon contra tormentas de nieve y terrenos difíciles durante la noche para llegar a esa zona de la provincia de Azerbaiyán Oriental en las primeras horas del lunes. "Tras el descubrimiento del lugar del accidente, no se han detectado señales de vida entre los pasajeros", indicó a la televisión estatal el presidente de la Media Luna Roja iraní, Pirhossein Kolivand.

Raisi, de 63 años, había sido elegido presidente en 2021 y, desde que asumió el cargo, ordenó un endurecimiento de las leyes morales, supervisó una sangrienta represión de las protestas antigubernamentales y presionó con fuerza en las conversaciones nucleares con las potencias mundiales.

El ayatolá Jamenei, quien ostenta el poder supremo con la última palabra sobre la política exterior y el programa nuclear de Irán, había tratado anteriormente de tranquilizar a los iraníes, diciendo que no habría perturbaciones en los asuntos estatales y pidiendo que se rezara por el presidente.

Inicialmente, se había informado que la aeronave había sufrido un accidente que la había obligado a realizar un aterrizaje forzoso, mientras que horas más tarde ya se advirtía que la vida del líder estaba "en riesgo", mientras crecía la incertidumbre sobre el estado de salud del mandatario y otros miembros de su gobierno ante las dificultades y la incógnita respecto del hallazgo de la nave y sus tripulantes.

Un funcionario iraní había indicado en las primeras horas de la tarde del domingo, bajo condición de anonimato, a la agencia de noticias Reuters: "Todavía tenemos esperanzas, pero la información procedente del lugar del accidente es muy preocupante". Luego de ello no hubo información oficial sobre el incidente hasta confirmados los decesos.

Según reportaron autoridades de emergencia, 20 equipos de rescate, con drones y perros trabajaron para localizar la nave accidentada y a sus ocupantes. Uno de los helicópteros enviados para asistencia no pudo aterrizar en la zona debido a la espesa niebla y tuvo que regresar, de acuerdo a la explicación de un portavoz.

El jefe de Estado viajaba en próximo a la frontera cuando ocurrió el episodio, cerca de Jolfa, unos 600 kilómetros al noroeste de la capital iraní, Teherán. 

El ministro del Interior de Irán, Ahmad Vahidi, puntualizó en comentarios emitidos por la televisión estatal el domingo que "el estimado presidente y compañía estaban de regreso a bordo de unos helicópteros" y uno de ellos "se vio obligado a realizar un aterrizaje forzoso debido al mal tiempo y la niebla". "La región es un poco (accidentada) y es difícil establecer contacto. Estamos esperando a que los equipos de rescate lleguen al lugar del aterrizaje y nos den más información", había remarcado Vahidi.

La ciudad en la que tuvo lugar el accidente se encuentra en la frontera con Azerbaiyán, en donde Raisi había estado más temprano para inaugurar una represa con su par de ese país, Ilham Aliyev.