"¿Alguna vez sentiste que nada bueno te iba a pasar?" fue una de las frases más recordadas y crudas de Christopher Moltisanti, uno de los personajes de Los Sopranos, la serie de HBO que marcó un antes y un después en el formato. Interpretado por Michael Imperioli, el actor se volvió una voz inconfundible de la televisión mundial y su personaje representaba, en gran parte de la serie, el lado más oscuro, turbio y menos divertido de ser un miembro dentro de una familia mafiosa. Ese mismo espíritu es el que tiene impregnado “Los Santos de la Mafia'', la película que se estrena esta semana en los cines.

Fue anunciada hace varios años y pospuesto su estreno por la pandemia del coronavirus (como la mayoría de las producciones), y en ese periodo de espera, la figura de Michael Gandolfini, hijo del actor James Gandolfini, que protagonizó Los Sopranos como Tony Soprano, creció actoralmente hasta llegar a ser reconocido en la industria. Pasó por The Deuce, la serie del siempre increíble David Simon, y Cherry, la película de Apple TV+, más algunos productos menores, pero que le sumaron experiencia. Sin embargo, el desafío que tenía que encarar el actor de 22 años era aún mayor: Los Santos de la Mafia estaba pensada para ser una película televisiva en su etapa inicial, luego se convirtió en un estreno para los cines y el proyecto tomó otras dimensiones. Michael Gandolfini tenía una prueba difícil: brillar como Tony (joven) en la pantalla grande.

Pero llevar Los Sopranos al cine tampoco era tarea fácil y mucho menos en formato precuela. El proyecto estuvo muchos años dando vueltas y David Chase, creador de la serie, 10 años después de finalizada, avanzó seriamente en su concreción. El desarrollo de la serie tenía, como elementos destacados, la construcción de las relaciones familiares y humanas, se metía en la intimidad de un grupo de hombres de la mafia, capítulos aislados para explorar historias más chicas, el desarrollo de la guerra entre facciones, personajes secundarios con vuelo propio y muchos elementos más para que la consideren como una de las mejores series de la historia. Llevar esa dinámica a la pantalla era complejo, pero el film dirigido por Alan Taylor logra estar a la altura y construir un primer escalón en el desarrollo de estas familias años antes de Los Sopranos en caso que continúe.

La película comienza con un relato en off clave para la historia y ubica al espectador en Newark, ciudad de New Jersey, específicamente en el año 1967 cuando regresa a los Estados Unidos Aldo Moltisanti (interpretado por un icono del cine de gangsters como Ray Liotta), padre de Richard Dickie Moltisanti (el excelente Alessandro Nivola, que muchos van a conocer como Pollux Troy, el hermano de Castor Troy en Contracara). Este último deberá acompañar al capo en los primeros días de su regreso y actualizarlo sobre la situación de la familia, negocios y enemistades. En esta primera etapa, la película presenta la configuración del grupo mafioso y sus familias donde los espectadores encontrarán nombres, gestos y hasta peinados identificables de la serie.

Los Santos de la Mafia (The Many Saints of Newark): la precuela de los sopranos no decepciona y prepara el terreno para más

Luego de una introducción bastante compleja (aunque necesaria), comienzan los problemas para Dickie que deberá hacerse cargo de toda la “familia” y a partir de allí, el mapa se complica: la situación social y el enfrentamiento racial en las calles (con un soldado afroamericano interpretado por Leslie Odom Jr.) perjudica el negocio, la puja de poder con Conrado “Junior” Soprano es cada vez más intensa y su situación personal/amorosa no menos compleja serán los ejes de la historia. En el medio, un sobrino con el cual posee una relación bastante paternal: Antonio Soprano. Con la ausencia de Johnny Boy Soprano (Jon Bernthal en esta versión) por estar en la cárcel, Livia, interpretada de manera brillante por Vera Fármiga, no encontrará manera de lidiar con sus hijos y delegará el rol paterno a Dickie.

Luego de un salto temporal donde los ejes de la historia están planteados, finalmente la película se centra en lo que muchos van a ir a buscar: entra en escena Michael Gandolfini como Tony adolescente. A partir de ahí, el film encuentra un tono más crudo, pero también más cercano a la serie. Guiños para los fans de la serie, más y mejor humor, y se intensifica la relación paternal entre Dickie y Tony. Comentario aparte para Michael Gandolfini que logra componer muy bien en gestos, posturas y uso de ciertas palabras al personaje que volvió extremadamente famoso a su difunto padre.

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Entre excelentes y bellas escenas de violencia, que son los puntos más altos de la película en el terreno artístico y técnico, Los Santos de la Mafia es una película que valorarán más los fans de la serie que el público en general, pero también consigue construir un esquema complicado de relaciones en casi dos horas de película y dando espacios para todos los personajes y destacando la relación entre tío-sobrino, y a Livia, madre de Tonu, una Vera Fármiga que puso todo su oficio para componer este personaje tan característico de la ficción televisiva.

Alan Taylor, director del film, también se lleva buena parte del mérito ya que demostró que logra moverse mejor en los dramas más reales que en películas de ciencia ficción como las que dirigió de Marvel (Thor: Un Mundo Oscuro) y la de Terminator (Génesis). Por el lado de Chase, guionista de 76 años, sin dudas este será el inicio de algún proyecto más grande, ya sea trilogía de películas o una serie precuela, donde la configuración está establecida a través del film que estrena esta semana.

Sin ser una obra maestra, Los Santos de la Mafia funciona mejor en la segunda parte de la película con la historia ya presentada y usa como pilares las escenas de violencia extrema, los guiños para los fans de Sopranos sin abusar de estos, y el excelente trabajo de sus protagonistas. Valió la pena la espera. Habrá que ver cuál es el siguiente paso de un posible extensión del producto por manos de Chase y como Michael Gandolfini como máximo estandarte.