Martín Guzmán vive horas límites. El ministro de Economía debe surfear las consecuencias de la pandemia, con una caída prolongada del PBI (los informes  ubican un retroceso de casi 9 puntos) y una presión cambiaria que asfixia al dólar oficial. A esos condicionantes hay que incluirle el tema que, por estas horas, le quita horas de sueño al ex profesor de Columbia: la renegociación con los bonistas por la deuda extranjera.

Ante toda esa situación, el funcionario decidió dar un golpe de timón, al iniciar un canje de bonos de pesos, bajo legislación local, por dólares. Una medida que rompe con todo lo hecho hasta ahora: reperfilamiento de títulos nacionales  y canjes, pero a la inversa: dólares por pesos.

De lo poco que se conoció, Economía dispuso -en las Operaciones de normalización del mercado de deuda pública- tres licitaciones para el canje a moneda extranjera. Tanto el 7 de agosto, como el 25 de septiembre y el 27 de noviembre, se colocarán estos títulos de deuda (aún no se sabe si serán Letes o bajo otra denominación) por un monto máximo a emitir de 500 millones de dólares en cada licitación. 

Pero la información, por ahora, es escueta. ¿El objetivo fue aliviar el tipo de cambio?, ¿incluirán los bonos que vencen antes de agosto? O bien, ¿será una carta (más) en la renegociación de la deuda con los bonistas? El Canciller reunió a tres especialistas para desenredar esos interrogantes.

PIMCO

En la City, todas las miradas sobre el nuevo canje apuntaron hacia un mismo lado: el vencimiento del Bopomo. Este título de deuda -conocido en el mercado como TJ20- se ajusta por la tasa de política monetaria y finaliza la próxima semana, por un total de 130.000 millones de pesos.

La expectativa es tan grande que en el informe de la consultora Delphos Investment le aseguran a sus clientes que esos papeles determinarán cómo quedará la curva de pesos en los próximos meses. Y detrás de los título de deuda en pesos aparece uno de los grandes fondos de inversión de la deuda extranjera: PIMCO. "Les están dando una alternativa para pasarlo a dólares", explica Daniel Artana, de Fiel, quien agrega que, tarde o temprano, este grupo inversor iba a querer licuar la ganancia en la divisa norteamericana.

Pero, ¿si el vencimiento de los Bopomo finaliza la semana que viene, cómo podrán entrar en el canje del Gobierno, pautado para agosto? En el edificio de Hipólito Yrigoyen 250 dejaron deslizar que la Secretaría de Finanzas va a ofrecer "títulos puentes" para llegar las fechas de las operaciones ya en moneda extranjera.

"Si PIMCO no llega a aceptar, ahí si va a haber un gran problema cambiario", agrega, a este medio, un reconocido consultor que asesora a bonistas privados. "El contado con liqui podría saltar de golpe", completa.

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¿Presión al dólar?

"Lo primero que hay que decir es que falta información para entender mejor la decisión. Claro está que la medida se explica, en parte, para aliviar la presión cambiaria: que esos pesos no vayan a hacer presión, demandando dólares al contado con liqui. Los mantenés en el país durante un tiempo, que siempre es una buena noticia, y el día de mañana, le das salida por el dólar oficial". La explicación es de Martín Kalos, consultor de Elypsis y añade que el Estado, con este canje, resignará una nueva salida de reservas internacionales, en las tres licitaciones pautadas para agosto, septiembre y noviembre.

En la misma línea, Artana, explicó que "hay una intención de buscar que no se les dispare la brecha cambiaria, lo que se puede dar si estos quieren cambiar sus pesos por dólares”. "Siempre que tenés vencimientos de deuda lo normal es que emitas más papeles, porque no tenés la plata para cancelar la deuda. venían emitiendo bonos en pesos, ahora dan una oportunidad en dólares", completó el especialista.

Bono dual

"Si se propone esto, porque aún no se sabe todos los componentes de la medida. Es contradictorio con lo que se quiso hacer con el bono dual, que era justamente el cambio de dólares por pesos", introduce Kalos para analizar la paradoja en la nueva emisión pautada por Guzmán. Antes se buscaba canjear dólares, ahora, la moneda local.

En ese sentido, cabe recordar que el ministro había aplicado el canje del bono dual a principios de febrero. En ese entonces, el brote del coronavirus parecía lejano. El resultado fue rotundo rechazo: la mayoría de los vencimientos que finalizaban en el segundo mes del año no fueron canjeados y se decidió "castigar" a los acreedores y patear para septiembre sus pagos de capital.

En marzo, en cambio, la tendencia fue distinta. El Gobierno nacional logró canjear U$S 945 millones y cubrió el 85% del total emitido por de un título que vencía el 13 de ese mes. Luego, Guzmán fue más allá: con un decreto, en abril, dispuso que toda la deuda en dólares bajo legislación local fuera reperfilada hasta fin de año.

El plato fuerte

Los especialistas económicos consultados por El Canciller coinciden en un mismo punto: nada de lo que haga Guzmán en el mercado financiero puede separarse de la misión central que tiene el ex discípulo de Joseph Stiglitz. Esto es la renegociación con los acreedores privados. "Es lógico que se emitan este tipo de bonos si a nivel extranjero uno ya está en default", aclara Marcelo Elizondo, consultor especialista en comercio exterior.

El economista imagina que este canje de pesos a dólares puede ser una buena señal para los bonistas que cuentan con esos dos tenedores de deuda. "Se sabe que en cualquier negociación, tienen que quedar todos adentro, no pueden ganar uno y perder otros".

"En ese sentido, hay que confiar en el Gobierno. Uno no conoce los detalles de las posiciones, pero nada de la nueva emisión puede explicarse sin el marco de esta negociación macro", agregó Kalos.

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Últimos números

En las crónicas y los últimos rumores circula que el acuerdo con los bonistas está cada vez más cerca, aunque sin una fecha exacta. Pero, para entender mejor la ¿última? negociación, es necesario hablar de números. La oferta inicial de Argentina equivalía a 41 dólares sobre una lámina de 100 (esto es, el valor de los nuevos bonos, con un plazo a 20 años, sobre el total de deuda total con la referencia de 130 millones por año). Mientras tanto, al rechazar la primera propuesta, los acreedores exigían un valor a 65 dólares.

Es decir, entre las posiciones existía una diferencia de 62.400 millones de dólares.

Las charlas continuaron y tanto el piso de los acreedores, como el techo del gobierno, se corrió. Así, se supo que los bonistas podrían estirarse a 53 dólares, mientras que Guzmán ofrecería a 48.

Con una lógica hipótesis -y sin poder agregar decimales- el número final del acuerdo sería 50 dólares, la intermedia entre ambas pretensiones.

Así, Guzmán podría colgarse dos medallas: que los tenedores de deuda acepten una renegociación de casi el 50% de la deuda, a la vez que, en los últimos regateos, haya ahorrado un total de 39.100 millones de dólares (la diferencia entre el primer piso, de 65, al acuerdo de 50 dólares).

Pero los bonistas también pueden hacer otra cuenta: mejoraron la oferta de Argentina en 10 puntos, lo que equivale a 28.600 millones de dólares. ¿Todos contentos?