El fútbol despierta pasiones, a la vez que el mal de amores puede generar acciones impulsivas. Ambas definiciones calzan a la perfección en la vida de Leandro Fortunato, un hincha de Boca Juniors que decidió recorrer a pie los más de 2.500 kilómetros que separan a Buenos Aires de Río de Janeiro, donde el Club de la Ribera y Fluminense jugarán el próximo 4 de noviembre la final de la Copa Libertadores.

Mientras miles de fanáticos ya compraron su pasaje aéreo para estar en la ciudad brasileña, incluso sin la certeza de poder ingresar al Estadio Maracaná, la separación de su esposa hizo que Leandro fuera mucho más allá. “Hace 20 días salí de Buenos Aires sin un rumbo… Hoy en Santa Fe decidí que tenía que estar en la final”, escribió el pasado 12 de octubre en su Instagram, en el que las tiernas publicaciones que hacía sobre su hija dieron paso a registros propios de un diario de viaje.

En el mismo posteo, el oriundo de la localidad matancera de Isidro Casanova, agregó: “Con pocos pesos y ganas de escapar de una realidad que no puedo volver atrás... Sólo espero llegar a ver por última vez al único amor que nunca me va a abandonar”.

 El interés que despertó entre la comunidad xeneize fue tal que algunos internautas le pidieron un CBU para colaborar con su causa (Foto: cuenta de Instagram @leandrofortunato5).
El interés que despertó entre la comunidad xeneize fue tal que algunos internautas le pidieron un CBU para colaborar con su causa (Foto: cuenta de Instagram @leandrofortunato5).

Tan sólo dos días después, Leandro compartió por medio de la misma red social un video en el que actualizó sobre su situación a quienes siguen su travesía vía Internet. “Estoy a 10 kilómetros de Paso de los Libres, gracias a un camionero que me vio caminando en la ruta y me dijo que no podía caminar así y que como el toca la guitarra también me subió”, contó el hincha de Boca, que hasta su partida vivía en Ingeniero Budge, en el partido bonaerense de Lomas de Zamora.

“Acá estamos, viajando. Para sanar el corazón, la cabeza, el cuerpo y el alma”, aseguró Leandro mientras caminaba al costado de la ruta con su guitarra a cuestas.

Durante su viaje, tuvo que enfrentar diversos obstáculos y reconoció que “la proeza esta se está tornando cada vez más difícil por el tema de muchas inundaciones, muchas rutas que no se pueden cruzar caminando”. Sin embargo, sostuvo: “Hay que llegar a Río y después se verá lo que haré con mi vida”.

Mientras tanto, sigue camino y realiza paradas en lugares donde pueda tener -o inventarse- un techo. “Llueve hace tres días... y se complicó un poco... pero bueno... un poco de fiebre, un poco de tos.. y ahora en refugio”, posteó hace poco menos de una semana.

A diez días del partido entre Boca y Fluminense en el Estadio Maracaná y con poca plata pero mucha esperanza, Leandro está cada vez más cerca de Río de Janeiro. Allí espera reparar su corazón roto celebrando junto al equipo Xeneize por “la séptima”.