A través de su presidente, Jorge Amor Ameal, Boca presentó este martes en la Legislatura Porteña el proyecto “Bombonera 360”, que busca la ampliación del estadio xeneize para llegar a una capacidad de 82 mil espectadores.

Para que la iniciativa pueda prosperar, el club necesita que haya un modificación en la normativa urbanística de la Ciudad. 

"El Proyecto de Ley propicia la modificación de la normativa urbanística prevista en el Equipamiento Especial N° 56 'Estadio y Complejo Deportivo del Club Atlético Boca Juniors' del Código Urbanístico que permitirá la ampliación del actual Estadio Alberto J. Armando del Club Atlético Boca Juniors, con una capacidad de 82.000 espectadores", señala la presentación del club de la Ribera.

La obra busca ampliar a 82 mil personas la capacidad del estadio, que actualmente tiene un aforo de 54 mil espectadores, e incorporar un microestadio, entre otros proyectos. Para ser aprobado, necesitará de 40 votos afirmativos de los legisladores.

"Además de una utilización deportiva, como lo son los partidos de fútbol, se prevé la incorporación de otros usos comerciales y culturales, por lo que se tratará de un estadio moderno con múltiples usos que fomentará el desarrollo de la zona", especificó el club en la presentación.

Además, Boca propuso la creación de un microestadio "donde podrán desarrollarse actividades deportivas, culturales y comerciales, como diferentes espectáculos que incentivarán mayores actividades en el sector".

"Por último, se establece que el entorno del estadio sea destinado a espacios verdes parquizados de uso público y control de acceso, además de la instalación de áreas de servicios que beneficiarán la integración del nuevo estadio con el entorno urbano”, concluyó la presentación de Ameal.

La ampliación de la Bombonera es uno de los objetivos centrales de la gestión que encabezan Ameal y el vicepresidente Juan Román Riquelme.

Los proyectos de ampliación del estadio, inaugurado en 1940, chocan con los intereses de los vecinos de la zona, muchos de los cuales se niegan sistemáticamente a vender sus propiedades en las cercanías de La Bombonera, paso previo indispensable para que la iniciativa pueda ser concretada.