Usuarios particulares y empresas pequeñas y grandes miran con atención el contexto del problema del gas que se reavivó en la última semana, al conocerse que Argentina podría tener faltantes del fluido en invierno. El expresidente Mauricio Macri le echó más nafta al fuego y el Gobierno hace malabares para evitar la catástrofe energética. Para ello, avanzan las negociaciones con Bolivia para la importación de una cantidad mayor y el desarrollo del Gasoducto “Néstor Kirchner”.

Qué dijo Macri. En un posteo en sus redes sociales, el expresidente advirtió que “a este ritmo, en el invierno va a faltar gas”. En ese sentido, explayó: “Falta energía. Falta gasoil. Los camioneros no consiguen el combustible para llevar la cosecha al puerto y tienen que hacer kilómetros de cola. Esta falta dramática de energía no es un accidente o una situación inesperada, es la consecuencia directa de los cuatro gobiernos kirchneristas”.

La respuesta de Martínez. Quien no tardó en cruzar al exmandatario fue el mismo secretario de Energía, Darío Martínez, que en una nota pública titulada “¿Macri es desmemoriado o se hace?” acusó al fundador del PRO de haber sido “incapaz de construir el Gasoducto tan necesario que hoy reclama”. Asimismo, criticó: “Por el contrario, diseñó una licitación tan floja que fracasó en dos oportunidades, retrasando esta obra tan importante para nuestro desarrollo energético”.

¿Puede faltar gas? La semana pasada, el presidente Alberto Fernández recibió a su par boliviano Luis ‘Lucho’ Arce, en lo que fue una visita atravesada por la motivación de llegar a un acuerdo para la importación de una mayor cantidad de gas proveniente del país limítrofe. Así, Argentina no tendría problemas en el invierno. Bajo el nuevo esquema, llegarían hasta 14 millones de metros cúbicos diarios a cambio de un precio adicional que llegaría a los US$ 18 por millón de BTU.

Está, pero no está. Los datos indican que con los recursos naturales que se encuentran en el suelo patagónico, el país podría sobrepasar ampliamente el piso para la soberanía energética y dejar de importar –con el beneficio que implicaría en la balanza comercial–. Sin embargo, el incoveniente radica no solo en la complejidad de explotar el fluido, sino en transportarlo.

Un problema arrastrado. En función de una mayor capacidad de extracción, Argentina subsidió a Tecpetrol –empresa perteneciente a Grupo Techint– en $36.768 millones entre 2018 y fines de 2020. Pero la compañía se encontró con el limitante del transporte, porque el gasoducto no se hizo ni en el Gobierno de Macri ni en el de Fernández. Al no poder llevarlo desde las plantas hasta las hornallas, la producción encontró un techo.

La situación del gasoducto

Anuncio. En febrero de 2022, el presidente firmó la construcción del “Néstor Kirchner”, que ahorrará U$S 2.500 millones al año por la merma en la importación del fluido. El dinero ya está: $60.190 millones provienen del Aporte Solidario y Extraordinario y otros $59.000 millones de lo previsto en el Presupuesto 2021.

Los tubos. Argentina tiene la particularidad de contar con una fábrica de tubos con costura, es decir, los caños gigantes que se necesitan para el transporte del gas. La planta de Tenaris –también parte de Techint–, ubicada en Valentín Alsina, estuvo inactiva en los últimos tres años por falta de clientes a quien venderles. Sin embargo, fue la única que se presentó –y por lo tanto ganó– en la licitación para el “Néstor Kirchner”. Puede producir entre 40 y 60km de caños por mes, y se comprometió a empezar a entregarlos en agosto.

¿Y la obra? En paralelo, se deberán colocar los tubos debajo de la tierra. Se trata de una megaobra que requerirá los esfuerzos de todo el mundo de la construcción pesada en Argentina, dado que se busca que esté todo listo para dentro de un año. No estará a cargo de una sola empresa, sino de las seis que trabajan en el país actualmente y tienen la infraestructura adecuada para hacerlo.

Punto de inflexión. El desarrollo del gasoducto consta de dos tramos. El dato positivo es que la finalización del primero, que va de la provincia de Neuquén a la de Buenos Aires, ya implicaría un enorme ahorro para las cuentas públicas. El segundo tramo, en cambio, será financiado por capital chino: unos U$S 1.900 millones para que el proyecto esté listo en 2023.