El 24 de noviembre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) registró por primera vez la aparición de una nueva cepa en Sudáfrica: la Ómicron. Si bien todavía no hay suficiente información como para saber el riesgo que implicará, su nacimiento y rápida expansión alertaron a todos los países del globo. ¿Qué es lo que se sabe hasta ahora?

El riesgo

La cepa sudafricana tiene 25 mutaciones más que la Delta, que ya posee una variación notable respecto del virus original. La Ómicron ha viajado a tres continentes en menos de 10 días: ya se han reportado casos en Australia, Países Bajos, Reino Unido, Alemania, Italia, Bélgica, República Checa y Hong Kong. No obstante, hasta ahora no se han reportado muertes relacionadas con la variante, según informó la OMS. En Sudáfrica se tomaron dos docenas de contagiados como grupo de estudio, de los cuáles alrededor de la mitad no estaban vacunados, y todos ellos presentaron “síntomas leves”.

La cepa sudafricana tiene 25 mutaciones más que la Delta, que ya posee una variación notable respecto del virus original.
La cepa sudafricana tiene 25 mutaciones más que la Delta, que ya posee una variación notable respecto del virus original.

Sobre las mutaciones, los investigadores explicaron: “Esto no quiere decir automáticamente que esas variaciones sean más peligrosas, simplemente que el virus se ha adaptado una vez más a la especie humana generando otra variante. Otros estudios nos dirán si esta adaptación es neutra, menos peligrosa o más peligrosa”.

Qué dijo la OMS

La máxima autoridad sanitaria de la comunidad internacional afirmó que la nueva variante implica “un riesgo muy alto” para el mundo. Sin embargo, advirtió que aún hay muchas incógnitas sobre el peligro real que representa; su contagiosidad, y si ésta es inherente a las mutaciones constatadas o al hecho de que la variante elude la respuesta inmunitaria; el nivel de protección de las vacunas existentes contra el Covid-19; y la gravedad de la enfermedad.

Aislados

A raíz de la noticia y la rápida expansión de la Ómicron, la lista de países que han impuesto restricciones de viaje hacia la región del sur de África se ha engrosado. Israel, uno de los más recientes, cerró sus fronteras a extranjeros de esa zona y se sumó a otros como Reino Unido, Indonesia, Países Bajos, Estados Unidos, Kuwait, Qatar y Arabia Saudita. Además, Nueva York decretó el estado de emergencia por la nueva cepa.

La OMS, por su parte, recomendó a los países que no cerraran sus fronteras. Pero no fue el único actor que se opuso a la tendencia: Sudáfrica también repudió la falta de solidaridad internacional. El presidente Cyril Ramaphosa dijo que estaba "profundamente decepcionado", calificó de "injustificada" la actitud y pidió que se levantaran urgentemente las prohibiciones.

Una solución preliminar

Con el propósito de anticiparse a una mayor tensión de los sistemas de Salud de los países, la máxima autoridad sanitaria global instó a sus Estados integrantes a que aceleren sus procesos de vacunación y pidió que mejoren su vigilancia epidemiológica. En la mañana de este lunes, el Gobierno argentino hizo lo propio con las distintas provincias: lo cierto es que el 65% de la población ya tiene al menos una dosis, pero hay 7 millones de personas en condiciones de completar el esquema y qué aún no lo han hecho.

Además, el jefe de Gabinete Juan Manzur precisó los requisitos de ingreso que deberán presentar las personas que provengan de países en donde se encuentre la mutación: informar en su declaración jurada si estuvo en alguna zona afectada por la variante, haber completado el esquema de vacunación por lo menos 14 días antes de su ingreso al país, un PCR negativo realizado en las 72 horas previas a la llegada y otro 10 días después, test de antígenos en el arribo a la Argentina y una cuarentena de 14 días. Los no residentes además deberán tener seguro médico de Covid-19.