"Quiero ser presidenta. Si me toca, me toca". Patricia Bullrich no tiene ningún tapujo en expresar su deseo: quiere jugar en las grandes ligas. Y con esa zanahoria como horizonte, la presidenta del Pro -y exministra de Seguridad- se mueve en diversos planos, que pasan desde su construcción como vocera oficial del partido, al desembarco en el territorio y la construcción de alianzas.

Es que, aunque se niegue frente a los micrófonos, el Pro también transita su propia grieta. El partido pensado y creado por Mauricio Macri se debate entre la gestión de la Ciudad, con Horacio Rodríguez Larreta a la cabeza, y los que miran exclusivamente dos fechas: 2021 y 2023.

Ejemplos de esta "diferencia de criterios", sobran. Por caso, mientras el jefe de Gobierno decía presente en la presentación para la reestructuración de la deuda -en una misma mesa con Alberto Fernández y Cristina Kirchner- una tropa de legisladores "amarillos" en el Congreso peleaba en la Comisión de Seguimiento de Deuda Pública, con el argumento que se investigue "más allá de los últimos cuatro años".

Y en ese juego de halcones y palomas, la ex dirigente de la Juventud Peronista, no solo asume el cargo de líder del "ala dura" sino que, al interior del partido, pide mayor "personalidad" para hacerle frente al oficialismo.

Tres niveles

El discurso de la presidenta del Pro se articula en tres principales vías: la mediática, la institucional y las redes sociales. En el primer nivel, ante el silencio de otros dirigentes, Bullrich queda como la voz autorizada del Pro. Así pasa horas entre de los estudios de TN, con Morales Solá, a la primera mañana en radio, y luego cena, sábados por la noche, con Juana Viale.

"Está poniendo la cara por todos", cuentan a este medio desde el despacho -virtual- de un diputado del Pro, más cerca de los halcones que de las aves blancas.

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Por expreso pedido de ella, la cuenta del Pro también se mantiene activa. Con proyectos y, sobre todo, comunicados, la ex ministra trata de pisar fuerte en otra agenda, la política. Allí se puede rastrear la insistencia por un nuevo Código Penal, la baja de sueldos en el Estado y la visión geopolítica, con Venezuela como eje. Seguridad, transparencia y Venezuela, tres campos léxicos que Bullrich domina a la perfección.

Pero, salvo por su perfil en TikTok, la red social del momento, la presidenta del Pro prefiere las redes sociales para definir su firme perfil opositor. Por Twitter carga con munición pesada contra Alberto Fernández, la ministra de Seguridad Sabina Frederic y Santiago Cafiero.

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Aunque su blanco predilecto, claro está, es uno solo: Cristina Kirchner. Con cataratas de tuits contra la vicepresidenta, Bullrich mantiene vivo uno de los motores vitales del Pro, el antikirchnerismo.

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Vuelta al llano (vía Zoom)

La decisión del expresidente de ubicar a Bullrich en el despacho más grande de Balcarce 412, el histórico búnker del Pro, encierra más objetivos que la mera constitución de ser "vocera". Por eso, con un estilo metódico -el mismo que mantuvo durante su maestría de Ciencias Políticas de la UNSAM- la antigua funcionaria de la Alianza decidió organizar reuniones de índole federal entre referentes amarillos dispersos a lo largo y ancho del país.

Pero la pandemia obligó a hacer esa gira vía Zoom. Allí, como moderadora, Bullrich  arma un mix entre las primeras líneas de exfuncionarios de Cambiemos con militantes de base y agrupaciones al exterior (e interior) del partido. En ese collage se lo puede ver a Macri junto a la Juventud Pro -un link que siempre quiso mantener el antiguo mandatario de Boca- una exposición de Miguel Ángel Pichetto sobre la pandemia y la reaparición de Maria Eugenia Vidal.

El Zoom de Juntos por el Cambio.

Estos encuentros (virtuales) persiguen un solo fin: recuperar terreno en las elecciones venideras. Al fin y al cabo, para la cierre de listas de las legislativas faltan 12 meses.

Como si fuera un tablero de TEG, entre las cuentas que realiza, Bullrich reconoce que las fichas amarillas se acumulan, especialmente, en la Ciudad y algunos barrios del conurbano. El carácter federal responde a la búsqueda de más peso propio en el interior. Eso sí, con un cambio de estrategia muy marcado. Adiós a la no-política y bienvenidas, nuevamente, las banderas del Pro.

"No hay que tener verguenza a la hora de definirse como macrista", fue una de las definiciones de Bullrich al interior del partido, según consigna Letra P. "No podemos ser vergonzosos, tenemos que tener gente que vaya al frente", sintetizó, en un mensaje no tan duranbarbezco.

Alianzas

Por último, tampoco se puede obviar la relación de la antigua diputada con los otros pesos pesados que componen la oposición. Con Macri, la banca es recíproca: Bullrich intenta defender, ante los embastes de periodistas, el silencio autoimpuesto por el expresidente.

"Es una decisión que haya bajado su perfil. El gobierno quiere un puchimbol, es lógico que hoy baje su perfil público. No le queremos dar raiting. Pero habla con el presidente del radicalismo, con economistas, con diputados, tiene una agenda cargada", expresó en una de sus últimas entrevistas, al diario Perfil.

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Con Rodríguez Larreta -otro valuarte del Pro- la situación es diferente. En la Casa de Gobierno porteño acusaron recibo de los dardos de la presidente del Pro contra la cuarentena. Meses atrás, también, el conflicto surgió por el pedido de Bullrich para que la clase política se baje los sueldos del Estado. Sin embargo, ambos dirigentes mantienen, con distintas estrategias, el mismo lema gauchesco de que "los hermanos sean unidos". Sino, los devoran los de afuera.

En la buena sintonía de la exministra también se incluye a Alfredo Cornejo, su par de la UCR, con el que compartieron varias charlas en las últimas semanas. Desde el entorno del diputado nacional -y exgobernador de Mendoza- remarcan que los dos son de los pocos que "no se achican" frente al Gobierno nacional.  Pero las buenas migas se extienden a Maria Eugenia Vidal, Elisa Carrió y Miguel Ángel Pichetto. La lista pareciera tener un solo ausente: Marcos Peña.