Pese a aterrizar en Israel, la cabeza de Kicillof sigue en Buenos Aires. La causa no sería el jet lag, sino que por estas horas los bonistas rechazaron la propuesta de "reperfilar" la deuda. Hay una nuevo plazo de diez días: de no aceptarse, la Provincia podría caer en default.

Dos semanas atrás, luego de pedir la financiación a Nación, el Gobernador dio una conferencia de prensa para convocar a una nueva negociación con los bonistas. La intención del Ejecutivo provincial era patear para mayo los compromisos de deuda sobre el bono Buenos Aires 21. El monto de los títulos asciende a más de 250 millones de dólares. El ministro de Hacienda, Pablo López, había indicado que esa negociación con los tenedores de deuda -enmarcada como “solicitud de consentimiento”- estaba incluida en el contrato del bono.

De acuerdo a la letra chica del acuerdo, para conseguir un “reperfilamiento”, la Provincia debería llegar a un acuerdo con el 75% de los acreedores.

Último plazo para el "reperfilamiento" de Kicillof: qué efectos traería el default

La palabra de los acreedores

Desde ese momento, la pelota quedó del lado de los bonistas. El martes, el fondo Fidelty dejó trascender su rechazo a la propuesta. Cabe destacar que la tenencia de esos títulos de deuda -emitida por Daniel Scioli– está atomizada: ningún tenedor por sí sólo podría hacer caer la propuesta de Kicillof. Y si bien los acreedores no están obligados a informar sus tenencias, Bloomberg elaboró un listado de bonistas, con Fidelity a la cabeza, con el 16% del bono. Lo sigue un tenedor de deuda holandés NN Investment Partners, que tendría el 3,5%.

A su vez trascendió que otro grupo, denominado "Steering Committee" expresó su malestar por el poco tiempo que tuvieron para analizar la oferta. Ese fondo indicó que la propuesta se hizo "sin el beneficio de un proceso formal de identificación de tenedores de bonos y en ausencia de un plan integral para la deuda de la provincia".

Posibles consecuencias

Si la primera propuesta fue rechazada por un porcentaje mayor al 25%. Ahora, de acuerdo a la letra chica del bono, se abre  una nueva instancia de diez días hábiles para alcanzar un acuerdo. Una vez finalizado ese plazo, si las gestiones fracasan, el 31 de enero la Provincia cae en default.

López aseguró que el rechazo sería perjudicial para los propios bonistas. El ministro de Hacienda bonaerense -quien también era secretario de Finanzas de Nación cuando Kicillof decretó el default a los fondos buitres- indicó que "el rechazo del mercado al diferimiento propuesto resultaría en mayores daños a la economía bonaerense y pérdidas para los inversores”.

"Es cierto que si se decreta un default, luego se deben sentar a negociar en otro contexto. La primera propuesta es una postergación del plazo. Luego, con la cesación de pago, entrás a negociar todo, que podría incluir una quita de capital o intereses", explicó a este medio el economista Marcelo Elizondo.

Sin embargo, el especialista en comercio exterior aseguró que los efectos negativos también serían para la Provincia. "Es posible que otros tenedores de bonos, no el que vence en enero sino los siguientes, también se consideren afectados y reclamen", expresó. Yagregó que "con el default, se cortaría la posibilidad de emitir deuda".

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Nación

Pero las consecuencias del (posible) default también implicarían a los números de la Nación. Así lo explica Elizondo: "Guzmán indicó que existe una coordinación entre Nación y Provincia. Por ende, una cesación de pagos pone al Gobierno Nacional en una posición más incómoda para renegociar, tanto con el FMI que con los acreedores privados".

"Y eso que no hablamos de la cuestión de fondo: el carácter de defaulteador, ya sea a nivel nacional o provincial, afecta a la reputación para las inversiones, ya sean financieras o de la economía real. Se transforma en un ambiente negativo para redactar un contrato". En otras palabras, con estos antecedentes, "es cada vez más difícil atraer inversores".

Por eso, no son pocos que en  el Frente de Todos discuten si finalmente Nación hará un “salvataje” a la Provincia. Semanas atrás, tanto Guzmán como el Alberto Fernández negaron la posibilidad de una ayuda financiera. De inmediato, Kicillof salió a “reperfilar” los bonos privados.

Desde Presidencia saben que si Kicillof decreta el default no sería un buen augurio para futuras negociaciones con el FMI. "Pero no es la única provincia con problemas financieros. La caja de Nación no es tan grande para asistir a todos", apuntó Elizondo.