Mientras el Gobierno intenta surfear la segunda ola de coronavirus y negocia las deudas con el FMI y el Club de París, la oposición se encuentra surcada por posiciones internas que, en el último tiempo, dividieron las aguas entre extremistas y moderados. 

En el primer grupo están aquellos halcones que se erigieron como referentes sin cargos de gestión, quienes no ahorran en acciones disruptivas o calificativos subidos de tono. El principal ejemplo es Patricia Bullrich, que esta semana desplegó un fuerte conflicto con el Gobierno al acusar al ex ministro de Salud, Ginés González García, de pedirle un soborno a Pfizer en la negociación por las vacunas. “He instruido a mis abogados para que el próximo día lunes inicien las acciones legales pertinentes contra quien ha lanzado tan vergonzosa difamación”, expresó horas más tarde Alberto Fernández quien se ocupó personalmente de desmentir la versión. Lejos de apaciguar las aguas, la presidenta del PRO desafió al Gobierno a ir a la Casa Rosada para probar sus dichos. "Vengan contra mí, solo tengo un departamento y un auto", retrucó.

La asonada de la ex ministra de Seguridad incomoda a las palomas de la oposición, que deben moderar sus expresiones y críticas por encontrarse en cargos de gestión en plena pandemia. El principal exponente, en este caso, es Horacio Rodríguez Larreta, quien como jefe de gobierno porteño se sienta asiduamente a conversar los pormenores de la situación sanitaria con sus pares oficialistas de Nación y provincia de Buenos Aires. En su última conferencia de prensa, se lo vio conciliador e hizo énfasis en la necesidad de “diálogo”. Así, diferenció su estrategia de la llevada a cabo por los sectores duros de su partido.

Estos desencuentros tomaron forma en otro plano de igual intensidad: las elecciones PASO. Por estos días, circuló la posibilidad de que la ex gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, históricamente cercana a Larreta, compita ante Bullrich en la Ciudad de Buenos Aires, idea que no le hace gracia a la presidenta del PRO.

Por su parte, el ex presidente Mauricio Macri busca no perder liderazgo en su espacio; la verdadera lucha de fondo por estas horas. Consultado en CNN por las denuncias relacionadas a Pfizer, dijo no tener “precisiones”. Sin embargo, sumó sus críticas al Gobierno por no haber adquirido esas vacunas: “Es algo que no pueden explicar". Si bien aseguró no estar "focalizado" en las elecciones presidenciales de 2023 porque "falta mucho para eso", indicó que trabaja para "fortalecer a los dirigentes que son muy valiosos para el país". "No puedo saber qué voy a querer hacer a tres años y no sé si la gente está dispuesta. Sí estoy convencido de defender la democracia en el país para que puedan elegir el rumbo que sea correcto", lanzó, sin descartar una eventual candidatura a la Casa Rosada, aspiraciones que también tiene el jefe de gobierno porteño. 

Así, entre el extremismo de los halcones y la moderación de las palomas, la oposición se hunde en una interna que embarra el escenario en vísperas de las elecciones, mientras que la pirotecnia encandila a la opinión pública. La campaña ya comenzó.