Fuera de juego: logra el Gobierno bajar a Moyano de la CGT y quiere un sindicalismo colaboracionista
El hijo del líder de Camioneros, Pablo Moyano, anunció que su sindicato abandonará la central obrera. El plan de Cambiemos.
El plan que desplegó el Gobierno comenzó a rendir sus frutos: Pablo Moyano, el secretario general adjunto de Camioneros, confirmó que dejarán la CGT tras la "traición” que sufrieron por parte de los sindicalistas "dialoguistas” en el 21F, la marcha que convocó una multitud en la city porteña.
"La CGT: ha dejado de existir esta conducción. Camioneros se va a excluir, Camioneros no va a participar del nuevo armado de la CGT, porque ya tienen al próximo candidato, creo que va a ser Jorge Triaca", ironizó -en parte- Moyano Jr ante FM La Patriada.
El 21-F dió nacimiento a un nuevo modelo sindical opositor que le sirve al Gobierno para señalar que forman parte del "pasado” los que estaban en ese escenario, con Hugo Moyano a la cabeza. Pablo, en algún punto álter ego comunicacional de su padre, marcó sus diferencias con el actual triunvirato de la CGT que integran Juan Carlos Schmid, Carlos Acuña y Héctor Daer. El summum de la "grieta” sindical se evidenció en la marcha.
"Jorge Triaca va a ser el nuevo secretario general de la CGT y que ha llevado a dirigentes, han entregado su convenio, han firmado el 15% de salarios, los ha llevado a un viaje a Europa a ver los modelos sindicales de otros países", remató Moyano. El hijo del patriarca reflotó la idea de reconstruir el Movimiento de los Trabajadores Argentinos (MTA), el brazo combativo de la central obrera que fundaron los antecesores de los actuales aliados sindicales de Cambiemos. "Camioneros se va a excluir y no se descarta la posibilidad de crear nuevamente el MTA que enfrentó en los años noventa al gobierno de Menem, porque se vuelve a repetir la historia”, finalizó.
La estrategia que seguramente ideó el gurú ecuatoriano Jaime Durán Barba resultó exitosa. "Divide y reinarás” parece ser su leitmotiv: de un lado lo viejo, y del otro lo nuevo. No obstante, viendo la cantidad de personas que se manifestaron el día de la marcha, también puede configurar un dolor de cabeza para Cambiemos. Corre el riesgo de unir a una oposición completamente atomizada que puede ser una amenaza de cara al 2019.