En medio de la discusión de la nueva Ley Ómnibus y mientras la Confederación General del Trabajo (CGT) analiza la posibilidad de avanzar con un nuevo paro general, el Gobierno recibió este miércoles por primera vez a la cúpula de la central sindical, aunque sin la presencia de uno de sus triunviros, Pablo Moyano, el más critico de la gestión libertaria.

El cónclave se prolongó por casi tres horas y concluyó sin declaraciones de los dirigentes sindicales. "Este miércoles mantuvimos un encuentro con los secretarios generales de la CGT y representantes de múltiples entidades gremiales. En línea con las reuniones con legisladores y gobernadores, seguimos dialogando con todos los sectores y trabajando para la construcción de consensos que nos permitan llevar adelante las reformas que necesita la Argentina", señaló el ministro del Interior, Guillermo Francos, al retirarse de la Casa Rosada.

Francos encabezó el encuentro junto al jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y al secretario de Trabajo, Julio Cordero. En representación de la central obrera asistieron los secretarios generales Héctor Daer y Carlos Acuña, además de los dirigentes Hugo Moyano (Camioneros), Andrés Rodríguez (UPCN), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias) y Gerardo Martínez (UOCRA), entre otros.

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Según informó la agencia Noticias Argentinas de fuentes oficiales, los dirigentes gremiales se interiorizaron sobre el proyecto de Ley Bases y la eventual propuesta de reforma laboral. A su vez, dialogaron sobre la homologación de convenios y las futuras negociaciones paritarias

Además, abordaron el proyecto de reforma laboral que está elaborando un grupo de diputados de la UCR, entre ellos Karina Banfi, Carla Carrizo y Fabio Quetglas. La iniciativa cuenta también con el apoyo de los bloques dialoguistas.

Algunos de los puntos principales del proyecto, que toma como base las modificaciones que ya incluía el DNU desregulatorio de la economía en esta materia, tienen que ver con la ultraactividad de los convenios colectivos, principio que obliga a mantener su vigencia hasta no negociar uno nuevo.

Otro de los puntos calientes en la negociación con la CGT está vinculado a la limitación de las cuotas solidarias, uno de los instrumentos más importantes que tienen los sindicatos para financiarse a través de descuentos compulsivos de una suma pactada en los convenios colectivos de trabajo.

Este elemento es uno de los que más interés reviste en los gremialistas, porque afecta directamente a los ingresos de los sindicatos. Sobre esta cuestión, el Ejecutivo había propuesto que dicho descuento debía contar con el "consentimiento" del trabajador para llevarse a cabo.

La reunión no contó con la presencia de Pablo Moyano, quien mantiene un encono con el Gobierno producto de la no homologación de la paritaria de Camioneros, lo que suma mayor tensión en su ya complicado vínculo con el oficialismo.

En este sentido, fuentes cercanas al dirigente gremial indicaron el martes que el paro de camioneros "es una realidad", a pesar de los contactos entre la máxima cúpula sindical y el Ejecutivo.

A su vez, con relación a un eventual paro general, desde el sector más duro de la CGT, encabezado justamente por Pablo Moyano, se mantienen firmes en su postura de no bajar la medida de fuerza a pesar de este acercamiento con el oficialismo.

El momento de las definiciones llegará este jueves, cuando la CGT definirá si convoca a su segundo paro general durante el Gobierno de Javier Milei.

La relación entre el Poder Ejecutivo y la CGT se tensó no solo tras la fuerte devaluación de diciembre, sino también por la implementación del DNU desregulatorio de la economía, que tocó fibras sensibles en los sindicatos como las contribuciones y aportes obligatorios, más la mencionada reforma laboral.