El avance inevitable de la pandemia invade la agenda política mientras los contagios de coronavirus alcanzan niveles preocupantes, sobre todo en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Las autoridades analizarán esta semana restricciones más fuertes mediante reuniones y acuerdos, en un contexto hostil entre la gestión oficialista de la Provincia y la opositora de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Según publicó El Destape, Nación ya tendría una decisión tomada: suspender la circulación entre las 22 y las 6.

Durante el fin de semana, el gobernador bonaerense Axel Kicillof lideró una reunión virtual con intendentes para analizar la situación sanitaria y, de acuerdo a lo consignado por la agencia Télam, dejó una pista sobre hacia dónde estarán apuntadas las nuevas restricciones que tiene en mente: “la nocturnidad, el transporte público y las actividades recreativas en las que se aglomera mucha gente”. Asimismo, habló de un posible regreso a Fase 3: “El sistema de fases arrojó muy buenos resultados, por lo cual será muy importante que podamos mantener este esquema ante un aumento exponencial de los casos positivos”. 

En el mismo sentido, el gobernador admitió contactos con el entorno del jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. “La preocupación es de todos. Larreta me lo expresó a mí y al Presidente. Nadie puede no estar viendo lo que ocurre”, aseveró en Radio 10. El domingo se registraron 5.306 casos de COVID 19 en la provincia y 2.000 en la Ciudad: el 72.5% del total nacional. 

Desde la Ciudad, quien adelantó su postura fue Diego Santilli, el vicejefe de gobierno. “Tenemos que sostener el equilibrio: implica evitar contagios y salvar vidas, pero mantener la actividad económica”, detalló, en un reportaje con Cada Mañana. Y aclaró: “Vamos a intentar ponernos de acuerdo”. 

Consenso

Nación debe ahora conciliar estas dos visiones opuestas. Por un lado, la propuesta de Kicillof de retomar el sistema de fases con restricciones fuertes, al menos por un tiempo. Por el otro, el ideal que sostienen en CABA: prevenir los contagios a fuerza de testeos y vacunas, pero mantener la actividad. Sobre este punto, fue el mismo Larreta quien el fin de semana le marcó al presidente Aberto Fernández la “necesidad de analizar el criterio de distribución para poder alinearlo a la estrategia nacional, que prioriza a los grupos de riesgo”. No sería extraño, entonces, que esto forme parte de la negociación. ¿El punto en el que ambas partes parecen coincidir? La continuidad de las clases presenciales.

Así las cosas, nadie pierde de vista el dilema que presenta el año electoral: un cierre como el del año pasado conllevará una sangría de votos -sobre todo entre el electorado de Juntos por el Cambio- pero un aumento disparado de casos y muertes puede ser el fin de las esperanzas políticas para cualquiera.

Sorpresivamente, quien se mostró más cauto fue el ministro de Economía, Martín Guzmán. En diálogo con CNN, expresó: “Hoy la economía no podría soportar un cierre total, una cuarentena estricta del tipo Fase 1 como aquella que se implementó en marzo de 2020, esa no es la idea”. Al mismo tiempo, aclaró que el país tiene “capacidades distintas para lidiar con la situación pura de la salud”. 

El titular de Swiss Medical Claudio Belocopitt, por otra parte, agregó algunos datos que ilustran el plano general de situación: “Estamos con una ocupación de camas del 90% en terapia. Entiendo que la parte económica es recontra compleja, pero el año pasado el sistema no saturó porque las medidas fueron duras”, aseguró ante Crónica Anunciada. Y dejó un pronóstico sombrío: “Con la curva de contagios así, el sistema privado no aguanta más de cuatro o cinco días”.