Las medidas que comunicó el presidente Alberto Fernández para atravesar la segunda ola de COVID-19 pusieron en vilo a los sectores de la economía que durante la cuarentena, al ser los últimos en incorporarse a la rueda de la producción, vieron diezmadas sus ganancias y elevadas sus preocupaciones.

Los empresarios de la noche están acalorados, fundamentalmente, por dos medidas que empezarán a regir mañana cuando venza el anterior decreto:

  • Suspensión de actividades como casinos, bingos, discotecas o cualquier salón de fiestas.
  • Cierre de los bares y restaurantes a partir de las 23.

El temor se funda en las consecuencias que dejó la primera ola, cuando Argentina debió encerrarse el 20 de marzo del año pasado. Los gastronómicos y afines sufrieron secuelas visibles: algunos debieron cerrar sus negocios, otros reinventarse y la mayoría tuvo que cesantear personal.

En las cumbres que Nación, Provincia y Ciudad llevaron a cabo estos días antes de lanzar el paquete de medidas, solo había una certeza: la imposibilidad de volver a cerrar la actividad productiva casi por completo. De hecho, el ministro de Economía Martín Guzmán, había advertido que esta vez “la economía no podría soportar un cierre total”. Además, se presentaba un punto conflictivo que refería al horario de restricción nocturna: la intención de Alberto era limitar de 22 a 06, pero desde la Ciudad rechazaban de plano esa postura. La única opción que manejaban era un posible cierre a partir de las 00. El resto era negociación de pares.

¿Qué significaba esta diferencia horaria? La lectura que se puede hacer subraya la estrategia política de Horacio Rodríguez Larreta, con el objetivo de erigir y fortalecer su figura en el bastión PRO por excelencia (CABA) para el futuro mercado electoral. Dos horas más de trabajo y producción, implican dos horas más de rédito.

Esto va de la mano con el comunicado que lanzó el martes la mesa chica de Juntos por el Cambio donde hablaban de “respuesta repetida” en la estrategia sanitaria y manifestaban su preocupación ante posibles “restricciones excesivas”. También sostenían su “compromiso” con la “defensa del trabajo, la educación y la libertad”. Al final, la decisión del Presidente partió la diferencia. Ni a las diez ni a las doce de la noche: a las once.

Las voces de la noche

El Canciller conversó con Camilo Suárez, presidente de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés de Argentina, quien afirmó que “en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires la hotelería está absolutamente parada”, y sostuvo que las nuevas medidas “acentúan una situación de actividad cero”. Respecto a la gastronomía, detalló que había “una buena disciplina” y en general se venía viendo “un buen cumplimiento de las normas sanitarias”.

“Cualquier medida restrictiva de la economía agrava la situación, ya insostenible”, soltó Suárez, y a la vez explicó: “Un restaurante para tener cierto equilibrio entre lo que vende y lo que gasta debe tener una ocupación del 70%, y ahora estamos casi en un 30%”. El empresario remarcó que “mayores restricciones implican mayores pérdidas”.

Respecto al pedido de estirar, por lo menos, el cierre a las 00, el referente de la entidad hotelera y gastronómica recalcó que “era para generar algún ingreso y pagar el salario de los trabajadores”, y añadió que “si hasta hoy eso era difícil e imposible, con mayores restricciones será más dificultoso el camino”.

Al ser consultado sobre un posible desacato al decreto, declaró: “No vemos como posibilidad que no se respete el decreto porque estamos a favor del apego a la norma”.

“Posiblemente esté el prejuicio de que en la noche haya cierto relajamiento en el distanciamiento social”, señaló Suárez, pero también defendió al sector al decir que “en general, los empresarios de la gastronomía son muy respetuosos de las normas sanitarias”. De todas maneras, recalcó que “siempre hay excepciones que empañan la buena labor del conjunto”.

En diálogo con Radio Brisas de Mar del Plata, Pablo Rodríguez, integrante de la Cámara de Cervecerías Artesanales y socio fundador de Antares, mostró su preocupación al plantear que “es un disparate cerrar la nocturnidad”, a lo que sumó: “Hay que bajar la circulación, pero en todos los horarios, no es racional esta medida”.

Asimismo, reconoció que "algunos lugares no cumplieron protocolos”. “Sé que han pasado cosas intolerables en boliches y fiestas a lo largo y ancho de todo el país”, admitió. Esta última premisa es una de las hipótesis que se formulan desde la política: las actividades nocturnas no están reguladas con el mismo compromiso y responsabilidad que el comercio matutino y vespertino.

En lo que respecta a datos concretos, el empresario aseguró que “las cervecerías artesanales están enfocadas a la gastronomía”. En ese sentido, agregó: “Tenemos que tener en cuenta que a nivel país cerraron 10 mil restaurantes y se perdieron unos 150 mil puestos de trabajo”. Para rematar, sostuvo que “el sector está a punto de quedar en la lona”.

El cierre a las 22 horas era un golpe de knock out para el sector”, comentó a La Nación Gerardo Freideles uno de los referentes del movimiento Sillas al Revés y socio de la cadena Green & Co, con presencia en los patios de comida de los principales shoppings. Pero también se lamentó: “Hoy estamos quemando los ahorros personales para mantener los negocios abiertos”, y en sintonía con esto afirmó: “A diferencia de lo que ocurrió el año pasado, estamos muy endeudados”.

Economías familiares en jaque

El INDEC elaboró un informe sobre el impacto del COVID-19 en los hogares del Gran Buenos Aires. Este estudio corresponde a un relevamiento hecho desde agosto a octubre del año pasado.

En los resultados sobre “Empleo e ingresos”, la investigación concluyó con los siguientes datos:

  • El 44,7% de los hogares recurrió al uso de ahorro o venta de pertenencias para enfrentar las dificultades económicas de la pandemia.
  • El 41,5% de los hogares recurrió al endeudamiento para enfrentar las dificultades económicas de la pandemia.
  • El 68,3% de los hogares con jefe o jefa asalariado no registrado recibió prestaciones implementadas a partir de la pandemia.
  • El 63,9% de los hogares con jefe o jefa trabajador independiente no aportante recibió prestaciones implementadas a partir de la pandemia.
  • El 81,1% de los jefes y jefas asalariados lograron mantener el ingreso laboral.