Los múltiples procesamientos con los que cuenta la exmandataria, Cristina Kirchner, serán los dardos preferidos de sus contrincantes para hacerle frente durante las elecciones. Ante esto, su compañero de fórmula, Alberto Fernández, se encuentra ante la tentativa de defenderla, pero sin generar rechazo dentro de la clase media.

Esta semana, Alberto volvió a ser portada de los medios tras sus nuevos dichos sobre la Justicia. "Si la Justicia existe, a Cristina nadie la va a condenar”, sostuvo sobre las causas de la expresidenta pero, a diferencia de veces anteriores, esta vez intentó darle un marco institucional y menos militante, alegando que "están hablando con alguien que ha escrito libros y que enseña derecho penal en la Universidad de Buenos Aires hace 30 años”. 

"No me lo van a tener que explicar a mí, se lo van a tener que explicar al sistema institucional argentino, al Consejo de la Magistratura, a quien corresponda”, agregó sobre los jueces en la misma línea, con la intención de no volver a tropezar y caer en la misma bolsa que el exjuez de la Corte Eugenio Zaffaroni

Alberto Fernández, enredado en la delicada polémica entre la Justicia y Cristina

El cacerolazo del último 15 de mayo que se escuchó en parte de la Ciudad e hiczo retroceder a los jueces supremos en su intención de suspender, o al menos posponer, el juicio oral contra Cristina, también fue un aviso para el kirchnerismo: ¿Cómo defenderla de la Justicia sin causar rechazo de esa franja del electorado?

Esta demanda parece haber sido leída entre los estrategas del Frente de Todos. En primer lugar, ningún referente de peso reprodujo los dichos que Zaffaroni tuvo luego de la cumbre junto al papa Francisco. Lo mismo sucedió con el pedido de "una Condep del periodismo” del cómico Dady Brieva o la intención del intelectual Mempo Giardinelli de eliminar el Poder Judicial.

Rápido de reflejos, Felipe Solá salió a restarle importancia a las declaraciones de estos personajes ligados al kirchnerismo. Este tipo de declaraciones y acciones, "conspira en contra de una política ganadora, y una cosa es el pensamiento ideológico de fulano y zutano, y otra cosa es hacer política en el amplio sentido de la palabra”, resumió.

Así, Alberto parece haber tomado nota de Solá al bajar el tono de confrontación contra la Justicia, pero sin dejar de defender a Cristina. "No soy el presidente de la venganza”, dijo, y aclaró que no tiene en mente renovar la Constitución, moviéndose un poquito más hacia el centro, como hizo durante los últimos años.