La renuncia de Máximo Kirchner a la jefatura del bloque de diputados del Frente de Todos (FDT) volvió a foja cero el diálogo con la oposición respecto al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Después de un largo tira y afloje, los popes cambiemitas habían definido brindar su apoyo en el Congreso. La carta explosiva del jefe camporista reflotó la desconfianza de que el kirchnerismo no acompañe el proyecto y que sea la oposición la que ponga el gancho en unas negociaciones que no llevó a cabo. Así, se dinamitó lo construido.

El debate interno

“Quieren ocupar todo el espectro del discurso”, criticó en conversación con El Canciller un diputado del bloque opositor. “Quieren ser los que aportan responsabilidad y gobernabilidad, los que quieren evitar el ajuste, los que están en contra del acuerdo”, puntualizó. Parte del germen que detonó el malestar en Juntos por el Cambio (JxC) se desprende de esa premisa. En la última Mesa Nacional del pasado miércoles, que duró casi dos horas, intentaron definir –con poco éxito– una línea común para expresarse sobre el capitulo del FMI en el parlamento.

Los ánimos estaban crispados porque Patricia Bullrich había planteado en declaraciones periodísticas la idea de que el Gobierno derogara la ley que obliga a que el Congreso trate la emisión o los acuerdos sobre deuda externa y que Alberto Fernández avanzara por medio del DNU. El primero en criticarla por haber hablado antes de discutirlo en conjunto fue Gerardo Morales, quien lanzó en el Zoom: “No es la dueña de Juntos por el Cambio”. El gobernador de Jujuy, cercano a la Rosada, es uno de los principales partidarios de acompañar el entendimiento sea cuál sea la decisión de Máximo.

“Me parece pésima”, dijo a este medio una figura del radicalismo díscolo de Evolución en alusión a la propuesta de la presidenta del PRO. “No podemos sujetar la opinión sobre las facultades constitucionales por cuestiones de coyuntura o conveniencia política”, se sinceró. En el bloque conducido por Rodrigo De Loredo no quieren poner obstáculos porque en términos técnicos no tienen grandes reparos.

En el lado opuesto a los gobernadores de la UCR está Mauricio Macri, a quien no le gusta el acuerdo y le parece “poco creíble”. El expresidente tomó la palabra en la reunión virtual para insinuar que se vote en contra. Desde la Coalición Cívica-ARI se horrorizan con esa posibilidad y arguyen que se debe “actuar con responsabilidad”.

La excepción al “Juntos” y la abstención

Horacio Rodríguez Larreta aseguró en público que “tiene que haber una posición unificada”, pero algunos se permiten discutirlo. “No veo la necesidad de votar todos juntos”, deslizó un legislador de los duros del PRO a quien no le “asusta ir con posturas separadas”. En el interbloque se asoma la hipótesis del voto dividido. “Podemos votar separados, no tendría problema. ¿Por qué ellos pueden ser oficialismo y oposición y nosotros no?”, señaló el halcón.

Los jefes de los bloques mayoritarios de Juntos por el Cambio en Diputados: Mario Negri (UCR) y Cristian Ritondo (PRO).
Los jefes de los bloques mayoritarios de Juntos por el Cambio en Diputados: Mario Negri (UCR) y Cristian Ritondo (PRO).

Aunque muchos no lo reconozcan en on the record, es cierto que la actitud de La Cámpora pone en una situación incómoda a la oposición, que en caso de votar en contra estaría en la compleja situación de darle el golpe de gracia a la reestructuración de la deuda que ellos mismos tomaron. Para sortear ese dilema, en JxC analizan la opción de la abstención. Al necesitarse mayoría simple para la aprobación del proyecto –es decir, que la suma de votos positivos sea mayor que la de negativos– la jugada podría evitar que la oposición tenga que poner la cara mientras que el kirchnerismo la saque. “Yo te doy quórum, pero el voto es de ustedes: ahí nadie nos puede acusar de bloqueo del tratamiento”, sintetiza uno de los impulsores de esta iniciativa.

Otro adherente suscribe: “En definitiva, nosotros creemos que el proyecto debe aprobarse. Pero de esta manera tampoco quedamos como nosotros dándole soporte al Presidente porque su propio frente lo quita”.

De todas formas, la estrategia de JxC en primera instancia es “esperar”: dejar que la interna oficialista decante y ellos lleguen a un punto en común. El último comunicado de la Mesa Nacional planteó que es imposible tomar una determinación sin conocer la “letra chica” del entendimiento entre el Ejecutivo y el organismo multilateral. Aunque uno de los especialistas en materia económica del interbloque confió a El Canciller: “Eso no es nada. Es una cobertura para ganar tiempo frente a que el oficialismo no se pone de acuerdo entre sí”.