La liberación del padre Julio César Grassi, condenado a 15 años de prisión por dos hechos de abuso sexual infantil, se podría adelantar en el marco de una audiencia clave convocada para este jueves a las 11 en el Tribunal en lo Criminal N°1 del partido bonaerense de Morón, por lo que el abogado de las víctimas reconoció estar "preocupado".

El creador de la Fundación Felices los Niños, quien se encuentra alojado en el pabellón N° 6 de la Unidad Penitenciaria N° 41 de Campana, debería salir de la cárcel en mayo de 2028, pero solicitó que se revise su posible "liberación anticipada".

Ante la posibilidad de que la Justicia acepte su requerimiento, el letrado Juan Pablo Gallego admitió en declaraciones a la agencia Noticias Argentinas que está preocupado pero también "optimista" y detalló los motivos "por los cuales Grassi no puede salir". En primer lugar, señaló que "el propio Código Penal establece que no es un beneficio que puedan pedir los delincuentes sexuales".

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Además, el abogado detalló que "el acusado hizo ese pedido por escrito y el tribunal de alguna manera abrió el incidente a prueba, se le pidió una pericia psicológica, a la cual él se opuso"; y reveló que "hubo mucho cabildeo con el informe carcelario". 

Sin embargo, cuestionó que el sacerdote es un "poderoso" que siempre "aprovecha" algún momento de "distracción" para que le otorguen beneficios y advirtió: "Es muy importante que esto se haga a la luz del día, que no quede como algo clandestino".

Grassi, quien se recibió de abogado en la cárcel y que en la audiencia de este jueves se representará a sí mismo, había sido denunciado en noviembre de 2000 a través de una carta anónima por diferentes casos de abuso sexual contra chicos de la Fundación Felices los Niños, de la que estaba a cargo.

Su detención se solicitó el 23 de octubre de 2002 a raíz de un informe periodístico llamado "Con los chicos no", en el que tres testigos revelaron cómo fueron obligados a tener relaciones sexuales con el cura, cuando eran menores de edad. El padre desmintió todas las acusaciones, pero más tarde se fugó y en 2009 fue condenado a 15 años de prisión.

Pese a ser encontrado culpable por el delito de abuso sexual agravado por ejercer el rol de sacerdote, estar encargado de la educación y la guarda del menor en víctima, mantuvo su libertad, de manera vigilada, hasta que en 2013 la sentencia en su contra quedó firme.