En medio de duras críticas tras el revés a su pliego en el Senado de la Nación, el juez Manuel García Mansilla renunció este lunes a su cargo en la Corte Suprema, después de permanecer 39 días en el puesto ante un decreto de Javier Milei que lo habilitaba para ejercer "en comisión" hasta el próximo 30 de noviembre.

La dimisión lucía como un desenlace inminente luego de que los senadores denegaran mayoritariamente la postulación presentada por el Poder Ejecutivo un año atrás, a lo que se sumaron cuestionamientos de sus pares en el Máximo Tribunal.

En su carta de renuncia, citada por la agencia Noticias Argentinas, el catedrático justificó su decisión de aceptar asumir por decreto en la "convicción" de que la "falta de integración" del más alto órgano del Poder Judicial "era un grave problema institucional que requería una solución urgente".

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En este sentido, advirtió sobre la "falsa creencia de que la Corte Suprema puede funcionar con solo tres jueces", lo que calificó como un "espejismo institucional que puede causar un daño incluso mayor que el que ya ha causado la demora en integrar el Tribunal".

"El funcionamiento con conjueces dista de ser el ideal. Se resuelven casos, sí, pero no en la cantidad y el ritmo que exige la Corte", sostuvo y subrayó al respecto: "Afecta en concreto la actividad del Tribunal y, fundamentalmente, la vida de nuestros conciudadanos, que ven demorada la resolución de las disputas que someten a su decisión".

El revés legislativo tanto a García Mansilla como al magistrado federal Ariel Lijo para conformar la Corte puso fin a un largo camino que se había iniciado hace un año en el Congreso y que desde entonces implicaba una piedra en el zapato para el Gobierno, ya que había declaradas objeciones a ambas postulaciones.

Mientras que Lijo ya quedó definitivamente afuera de la conversación, el catedrático estaba listo para dar un paso al costado tras ese traspié legislativo, pese a que las intenciones de la Casa Rosada apuntaban a que se quedara en su sillón mientras el decreto firmado por el Presidente lo permitiera. No obstante, desde Balcarce 50 ya habían adelantado que la decisión era "estrictamente personal" y dependía de él.

Al rechazo de ambos pliegos en la Cámara alta se sumó el cuestionamiento del juez del Máximo Tribunal Ricardo Lorenzetti, quien consideró que esa determinación "era predecible" y, aunque reconoció que el futuro del académico era algo que debía definir él mismo, puntualizó: "Yo nunca aceptaría ser designado por decreto".

"Creo que más allá de las discusiones que pueda haber, lo cierto es que funcionan las instituciones. El Senado opinó y eso es respetable", sostuvo el magistrado en declaraciones a radio Mitre y agregó: "Si uno analiza lo que se discutió ayer, se habló más del decreto que de los candidatos. Si uno suprime mentalmente el decreto, la situación de los candidatos hubiera sido distinta".