Algunos líderes mundiales han generado cierta resistencia a la idea de implementar medidas más severas para frenar la curva de contagios por coronavirus. Donald Trump en Estados Unidos, Boris Johnson en el Reino Unido y Jair Bolsonaro en Brasil fueron los primeros en plantear un negacionismo momentáneo sobre el poder que tenía la pandemia.

"Uno podría pensar que la pandemia iba a tomar todo y la política iba a quedar neutralizada, pero se terminó abriendo paso", explicó el sociólogo y profesor de la UBA, Mario Toer en diálogo con El Canciller. Ante la falta de información y "con la mirada de que los negocios son lo prioritario, se creyó que se podía hacer equilibrios con la priorización", agregó el sociólogo.

Durante todo febrero y comienzos de marzo, Trump se la pasó afirmando que "cuando haga un poco más de calor, desaparecerá milagrosamente" y "está muy controlado en Estados Unidos ¡La Bolsa comienza a estar muy bien!".

Sin embargo, desde el día 13 del mes pasado que el país está en emergencia nacional. Los casos superan el medio millón, los hospitales están saturados y son más de 15 mil los muertos solo en territorio estadounidense.

En Europa, el primer ministro británico optaba por evitar medidas drásticas y apoyarse en la "teoría del rebaño": Dejar que su población contraiga el virus de forma controlada para que se fuera inmunizando.

Esta idea se abandonó por completo cuando se abalanzaron los números de contagios, el propio dirigente acaba de salir de terapia intensiva tras dar positivo por Covid-19. El último dato deja al Reino Unido en el séptimo puesto de los países con mayor cantidad de infectados, superando los 70.000.

Al respecto, el analista internacional e integrante del CARI, Marcelo Montes indicó a este medio que "Gran Bretaña está en un proceso de nacionalismo cerrado y rechaza todo lo que viene del exterior".

Además señaló que en "EEUU con Trump está en una situación de creerse más de lo que era. En ese contexto ellos pensaron que podían hacer frente al tema". Aún así marcó que la subestimación al peligro del virus tiene que ver con "el hecho de que todo esto se origina en China, un país con un grado de estadística e información dudosa".

[recomendado postid=107714]

En su análisis, Montes evaluó que el mundo se cerró en sesgos nacionalistas. "Llega una pandemia que no se puede resolver país por país, porque desatás una guerra por respiradores. Esta sería la consecuencia de "haber actuado de forma cerrada, en tiempos donde necesitás de mucha cooperación internacional", resumió.

La negación latinoamericana

Apuntando hacia América Latina, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), le llevó tiempo entender el grado de la problemática. La mitad del mes anterior se la pasó repartiendo besos, abrazos e incentivando a la sociedad que saliera a comer. La otra mitad reaccionó con una situación que responda a la crisis sanitaria actual hasta que el lunes pasado decidió declarar el estado de emergencia.

Tomer describió que en el caso mexicano "hubo un conflicto entre las posiciones que se deberían tomar y una realidad muy compleja que es el poder diferente que existe entre los Estados".

Según con el catedrático, AMLO no se podía anticipar con posiciones políticas para después "encontrarse que no hay eco o intereses que pueden sabotear esas medidas que significarían el deterioro de la figura presidencial".

Yendo hacia el sur, el jefe de los Estados del Brasil, Bolsonaro fue uno de los que más abrazó el negacionismo. Para él era un "truco mediático" producto de la "histeria" colectiva que habían generado los medios por una "gripecita".

De hecho llegó al punto de incentivar a la gente para que salga a la calle, en contra de los pedidos realizados por los gobernadores y su propio ministro de Salud. "Es el calco de la posición que privilegia el mundo de los negocios. El cuidado es secundario", definió el sociólogo.

De todas maneras, también sufrió el giro repentino en su discurso cuando se dispararon los contagios. En sus redes sociales solo publica las acciones que realiza el gobierno brasilero contra el virus, aunque continúa la actividad económica como prioridad.

Actualmente, Brasil tiene más de 20.000 casos. "Parte del sector que se perfila con él se mantiene, pero es quien más está sufriendo en base a la posición tomada en torno de la enfermedad", cerró Tomer.