El papa Francisco volvió a mostrarse en público este domingo en la plaza San Pedro del Vaticano, luego de dos semanas de aislamiento en su residencia, en donde se recupera de una internación de 37 días por una neumonía bilateral.

La sorpresiva reaparición del Sumo Pontífice, que llegó en silla de ruedas y con oxígeno suministrado por cánulas nasales, tuvo lugar en el marco de la misa del Jubileo de los Enfermos, en la que aprovechó para saludar y bendecir a los fieles.

"Buen domingo a todos. Muchas gracias", fueron sus palabras sobre el final de la ceremonia, según se pudo observar en imágenes difundidas por las vías de comunicación de la Santa Sede.

El Papa fue trasladado en silla de ruedas y con oxígeno suministrado por cánulas nasales (Video: @vaticannews_es).

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Aunque no pudo brindar un mensaje completo debido a su débil estado, Francisco pasó brevemente entre los fieles, que lo recibieron con aplausos y gritos de "¡Viva el Papa!". Más tarde, el Vaticano informó que previamente se había confesado, orado y cruzado la Puerta Santa en la basílica de San Pedro.

En tanto, durante la misa, el arzobispo Rino Fisichella leyó una homilía escrita por el jefe de la Iglesia católica. "En este momento de mi vida comparto mucho con ustedes: la experiencia de la enfermedad, de sentirnos débiles, de depender de los demás para muchas cosas, de tener necesidad de apoyo", confesó el Santo Padre en el mensaje.

A continuación, reconoció que "no es siempre fácil", pero consideró: "Es una escuela en la que aprendemos cada día a amar y a dejarnos amar". Además, citó a su antecesor Benedicto XVI y advirtió que "una sociedad que no logra aceptar a los que sufren es cruel e inhumana".

El Vaticano también difundió el texto del Ángelus dominical, que no pudo ser pronunciado, en el que el Papa destacó el trabajo de los profesionales de la salud al considerar que "su misión no es fácil y debe ser apoyada y respetada".

Asimismo, reclamó "que se inviertan los recursos necesarios en la atención y la investigación, para que los sistemas de salud sean inclusivos y atentos a los más frágiles y a los más pobres".

El Sumo Pontífice, de 88 años, había sido hospitalizado el pasado 14 de febrero y fue dado de alta último 23 de marzo. Tras su salida del Policlínico Gemelli, el jefe del equipo médico del hospital, Sergio Alfieri, confirmó que Francisco estuvo al borde de la muerte: "Dos veces se perdió la situación y luego ocurrió como un milagro".

"Tuvimos que elegir entre parar y dejarlo ir o forzarlo y probar todos los medicamentos y terapias posibles, corriendo el riesgo muy alto de dañar otros órganos. Y al final tomamos este camino", explicó el cirujano, quien operó al Papa en dos ocasiones previas.