En una decisión infrecuente en la Santa Sede, el Papa Francisco anunció este sábado la destitución del obispo texano Joseph Strickland, uno de sus críticos más acérrimos entre los ultraconservadores católicos estadounidenses.

El prelado, de 65 años y de la pequeña localidad de Tyler, en Texas, se había hecho famoso por atacar y denostar públicamente al Pontífice, quien hace un tiempo, sin éxito, le había pedido la renuncia para mantener la formalidad del procedimiento eclesiástico.

Strickland, un prolífico usuario de las redes sociales y que había sido obispo de la diócesis de Tyler desde 2012, tuiteó este año que rechazaba el "programa que socava el Depósito de la Fe" del Papa.

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Además, el obispo incluso había respaldado al antiguo nuncio en Estados Unidos, Carlo Maria Viganó, quien en una explosiva carta de agosto de 2018 había pedido la renuncia del Papa acusándolo de haber encubierto los abusos del cardenal estadounidense Theodore McCarrick.

La decisión se tomó tras una investigación del Vaticano, iniciada este año, sobre la administración de la diócesis de Tyler, que según los medios católicos incluyó una revisión de su gestión en los asuntos financieros.

La Santa Sede no aclaró las razones de su “destitución”, cuando a monseñor Strickland aún le faltan 10 años para cumplir los 75, la edad en la que los obispos se jubilan, según el Código de Derecho Canónico.

Este último precisa que una diócesis o sede episcopal queda “vacante”, como es el actual caso de la de Tyler, “por fallecimiento del obispo, renuncia aceptada por el Romano Pontífice, traslado o privación intimada al obispo”.

Según el comunicado del Vaticano que informó acerca de la destitución, difundido también por la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, la diócesis de la localidad texana será dirigida de manera interina por el obispo de Austin, Joe Vásquez.

No es común que un obispo católico romano sea relevado de sus funciones sin más. Normalmente, a los sacerdotes que tienen problemas con El Vaticano se les pide que dimitan, tras lo cual el Papa acepta la renuncia para mantener las formalidades.