El Gobierno acordó finalmente junto a gobernadores y a la cámara baja una nueva estructuración del Impuesto a los Bienes Personales para el año 2019, uno de los impuestos más progresivos de nuestro sistema tributario, es decir, un gravamen que aumenta cuanto mayor es la capacidad económica de la persona y abarca todas las propiedades tanto inmuebles como muebles, con excepción de la tenencia de dinero en plazos fijos y cajas de ahorro. 

El impuesto se paga con la “foto” al 31 de diciembre de cada año, es decir, la tenencia del contribuyente en esa fecha. 

El acuerdo establece un aumento del mínimo no imponible (el piso abajo del cual no se paga el impuesto), el cual se duplica y pasa de $1.050.000 a $2.000.000. Nada descabellado, teniendo en cuenta una devaluación de más del 90%.

El proyecto prevé además un nuevo impacto a los bolsillos de los que más tienen, elevando todas las alícuotas: las personas que declaren bienes entre $2.000.000 y $5.000.000 pagarán una tasa de 0,25%; de $5.000.000 a $10.000.000 tributarán 0,50%, y a partir de los $20.000.000, la tasa será de 0,75 por ciento.

Un punto destacable es que se dota al impuesto de mayor progresividad, garantizando un menor impacto impositivo en las personas con menor capacidad contributiva. 

Un disgusto al campo y nuevas escalas: las cinco claves sobre el proyecto de Bienes Personales

Por otro lado, las personas que no se adhirieron al blanqueo de capitales siguen estando exentos del pago de este impuesto este 2018, ya que el nuevo impuesto comenzara a regir a partir del próximo año.

Si bien esto por el momento se mantiene sin cambios, la aplicación del nuevo impuesto generará aún más desconfianza por el cambio continuo de las reglas de juego, una maniobra desesperada para asegurar un aumento en la recaudación en los próximos años. 

El mal de Argentina sigue siendo explicado por una obsesión en aumentar la recaudación y no en bajar el gasto. 

Otro golpe indirecto al campo

Si la aplicación de un nuevo esquema de retenciones al agro no había sido suficiente, este nuevo proyecto de ley da otro golpe letal al Agro, en especial a la principal provincia de nuestro país.

Con la derogación de la Ganancia Mínima Presunta y la revalorización de las tierras en Provincia de Buenos Aires, cuyos valores fiscales eran irrisorios, ahora el Agro deberá pagar el nuevo impuesto con mucho mayor impacto de lo que lo venía haciendo.

Como destacamos arriba, la mayor progresividad en el nuevo esquema tiene como contra cara un impacto directo en el principal sector de nuestra economía, el cual de alguna manera financiara el déficit. 

El mercado sigue estando exento

Las principales inversiones en el mercado financiero siguen estando exentas del pago del impuesto, destacándose los títulos públicos y las acciones de empresas argentinas.