Las elecciones primarias de agosto provocaron fuertes turbulencias en los activos financieros argentinos, casi calcando el escenario que se produjo tras las PASO de 2019. En este contexto, los bonos soberanos en dólares fueron los más afectados por la salida de fondos, con una caída promedio del 20% para los Globales que se negocian en Nueva York, y en especial los de mayor duración, como el Global 2041, fueron los más perjudicados, con una pérdida cercana al 25%.

Con este panorama, los títulos de deuda regresaron a los valores que tenían cuatro meses antes de las PASO y descontaron todo lo recuperado con el llamado “trade electoral”, el concepto que alude a las apuestas del mercado previas a los comicios, que sostuvo a los bonos y a las acciones antes de las primarias.

En esa misma línea, el riesgo país de JP Morgan, que mide la brecha de tasas de los bonos del Tesoro de Estados Unidos con similares emisiones emergentes, volvió a la zona de los 2.500 puntos básicos, que no se tocaba desde principios de junio.

La debilidad de los indicadores económicos locales, la tendencia vendedora que se plasmó en Wall Street en las últimas dos semanas y la incertidumbre que arroja el horizonte electoral argentino le jugaron en contra a los bonos del canje, según coinciden los analistas económicos consultados por Infobae.

“Si el futuro presidente decide ir por una eliminación rápida de todos los pasivos en pesos con pocos dólares, lo que sucedería ahí es una hiperinflación y una licuación muy fuerte. Puede ocurrir ese escenario, y por lo tanto lo importante es entender sus consecuencias", aseguró Germán Fermo, estratega en mercados internacionales en el Grupo IEB.

“Mi crítica es el hecho de que no se le está contando a los argentinos toda la historia. Con la dolarización, quizás el argentino desinformado cree que volvemos a los noventa y no volvemos a los noventa. A los bonos argentinos les están pegando muy fuerte desde las PASO”, consideró.

El analista precisó que “la dolarización también castiga a los bonos en dólares”. “Los ‘hard dollar’ desde las PASO están 22% negativos. Algo de esto corresponde al contexto internacional y hay otro combo que está respondiendo a cuestiones meramente locales. La dolarización se basa en un concepto erróneo, que está dentro de la cabeza de millones de argentinos: la Argentina tiene muchos pasivos, algunos en pesos y otros en dólares, pero muy pocos dólares para afrontarlos”.

A su vez, los analistas de Portfolio Personal Inversiones explicaron que “el aumento de las perspectivas de riesgo en torno a la deuda argentina explicaría el magro desempeño de los bonos criollos frente a activos emergentes comparables desde las PASO, incrementando el factor idiosincrático”.

Para la consultora, las medidas del Gobierno para paliar los efectos de la devaluación “tendrán un duro correlato con el Fisco”, el Banco Central “no logra una acumulación de reservas que genere algo de calma” y, si bien al mercado “no le disgustan algunas propuestas” del libertario Javier Milei, a quien ven en un posible escenario de balotaje, también observa que “tienen baja probabilidad de ejecución” por falta de apoyo político.

Javier Timerman, de Adcap Grupo Financiero, recordó que “cuando Mauricio Macri asumió la Presidencia argentina (en 2015), el riesgo país era de 600 puntos básicos. Estábamos mal y había que buscar financiamiento. Pero eran 600 puntos básicos. ¡Ahora son 2.500 puntos básicos!”.

“Creo que lo que hoy en día se busca de la Argentina es un ancla de credibilidad. Entonces, hay que ser realista para pensar en el largo plazo, acomodar la política y buscar un ancla. Yo creo que en este momento el ancla argentina debería ser el FMI”, aseveró.

Para Gustavo Ber, economista del Estudio Ber, “la combinación de los ruidos externos y la elevada incertidumbre doméstica viene resultando demasiado pesada para los activos locales y así es que extiende la debilidad ya que los inversores siguen más inclinados hacia la prudencia y la preservación de capital a la espera de un panorama más amigable y despejado para reanudar apuestas”.

“Ocurre que se esperan ansiosamente los resultados del 22 de octubre, o prolongar la espera hasta la segunda vuelta, para evaluar cómo quedará definido el mapa político para la nueva gestión, así como el respaldo que ésta tendrá para avanzar en la implementación urgentemente de un plan de estabilización en busca de ir corrigiendo los desequilibrios, cuando se teme que las últimas medidas incrementen aún más el déficit fiscal y la emisión”, añadió Ber.