Todos los sectores del Círculo Rojo advierten la probabilidad de una victoria de Cristina Kirchner en 2019. Ante ese escenario, los industriales argentinos ven un nuevo cambio de 180º en las reglas de juego, pero al menos mayor sensatez. Wall Street, por su parte, asume que la dirigente de Unidad Ciudadana buscará reestructurar la deuda tomada por Mauricio Macri y nadie quiere tener en la mano los bonos argentinos, lo que se refleja parte del aumento abrupto del riesgo país.

El ex titular de la Unión Industrial, Héctor Méndez, admitió que se equivocó con Cambiemos y remarcó que si el Gobierno no demuestra capacidad para hacer correciones, su sector “está perdido”. Aunque afirmó que fue crítico con el Gobierno anterior, expresó que “no existe temor” a un eventual retorno del kirchnerismo.

Para Wall Street, aunque Cristina garantiza la reestructuración de la deuda, Macri no garantiza el pago de la misma.

Es erróneo suponer que el riesgo país crece porque Cristina sube en las encuestas de opinión, o al menos que es el único motivo. Lo que refleja el riesgo país es la incapacidad del Gobierno para generar dólares genuinos y, con ellos, pagar la enorme cantidad de deuda que el propio Macri generó en -hasta hora- sus tres años de mandato.

Sí es cierto que el “factor Cristina” le quita atractivo a los bonos argentinos. Es decir, si desde el kirchnerismo dan por descontado que se debe reestructurar la deuda en 2020, ¿quién quiere tener un papel cuyo cobro corre tanto peligro? Aún así, sería incorrecto también  pensar que esa pérdida de interés en los activos estaría salvada con una reelección de Macri, más allá de que el líder de Cambiemos no haya hablado -ni pueda hacerlo- de reestructurar la deuda o ir al default.

El préstamo con el FMI, pedido para blindar el plan financiero del Gobierno, tampoco sirvió para disipar dudas sobre el pago de la deuda. De hecho, el riesgo país subió 500 puntos en 2018 y más de 300 desde que Macri anunció el empréstito de 57 mil millones de dólares. En tal sentido, el papel del organismo que preside Christine Lagarde ejerce un arma de doble filo.

El Fondo tiene prioridad sobre Wall Street, es decir, cobra primero y no acepta quitas.

A la hora de cobrar, el Fondo tiene prioridad sobre Wall Street, es decir, cobra primero y no acepta quitas. Con las reservas netas cayendo en picada, los tenedores de bonos saben que tiene que hacer fila detrás de los 57 mil millones más intereses del FMI y advierten, en ese sentido, que se trata de un país que no genera dólares genuinos más allá del campo y Vaca Muerta.

Si Cristina despierta temor en los mercados internacionales, no es tanto por el miedo a sus políticas o porque crear que eso acentuaría la crisis argentina, sino porque entienden que -como mínimo- tendrán que aceptar quitas para cobrar algo de lo que le prestaron a la gestión de Cambiemos. El riesgo país crece por las proyecciones de la evolución del plan financiero actual y no por la venia concreta de los sectores, ya sean industriales o Wall Street, contra el kirchnerismo, ya que los referentes “pro mercado” ni siquiera encuentran significativas diferencias entre el actual Gobierno y el anterior, más allá del crecimiento exponencial de la deuda externa.