En los primeros días de su gestión, Mauricio Macri y el mejor equipo de los últimos 50 años se encargaron de dejar en claro que las promesas de campaña se iban a demorar más de lo pensado, producto de la pesada herencia recibida.

Si bien es cierto que había cosas por corregir, también es correcto decir que Macri se encargó de agravar mucho más la situación. Jamás logró solucionar los problemas que en campaña se encargó de promocionar.

Encima, como consecuencia de su apertura económica, si Argentina era un país sensible a los vaivenes del mundo, ahora es peor porque nos expuso a una situación de total vulnerabilidad.

Es por ello que la crisis se entiende como una consecuencia de las políticas económicas implementadas desde el primer día por Cambiemos, que apostó a la reprimarización de la economía, el endeudamiento indiscriminado y la bicicleta financiera. A la jarra loca cambiemita se le sumó una pésima lectura del contexto internacional, errores de cálculo y, encima, ¡pasaron cosas! Todo mal.

La pesada herencia M

En este marco, las distintas fuerzas que quieren ser opción de gobierno en 2019 se encuentran en una disyuntiva llamativa: agarrar el fierro caliente o dejar pasar la oportunidad. De hecho, varias figuras políticas cercanas a Unidad Ciudadana se han expresado en contra de la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner por considerar que la situación económica es tan delicada que no debería ser ella quien tome las riendas del país.

En este sentido, Hebe de Bonafini expresó: "Cristina no se tiene que presentar ahora porque el país se cae sólo y que se les caiga encima a ellos es una cosa, o a uno que no sea Cristina". Si bien la frase parece polémica, puertas adentros del círculo cercano de la ex presidenta se plantean este mismo interrogante. Quizás el desenvolvimiento de la economía en los próximos meses pueda aclarar el panorama y definir por el sí o por el no de su candidatura.

Desde Unidad Ciudadana se expresaron en contra de la candidatura de Cristina al considerar que la situación económica es tan delicada que no debería ser ella quien tome las riendas.

Los economistas más cercanos al oficialismo prevén una leve recuperación para marzo. Sin embargo, los que transitan la ancha avenida del medio tratan de ser más cautelosos sobre el futuro económico del país. Y en contraposición, quienes se encuentran en las antípodas del pensamiento del gobierno auguran un inminente estallido. Hay para todos los gustos.

Pero donde todos coinciden es que el próximo gobierno tendrá grandes desafíos y muchos problemas por resolver, con el agravante del acuerdo con el FMI que ata de manos y reduce el margen de maniobra del Ejecutivo Nacional.

Y es ahí cuando serán claves los apoyos que tenga el futuro presidente para poder ampliar su campo de acción y así hacer frente a la crisis. Probablemente el modelo de gobierno de coalición neoliberal no resulte atractivo para enfrentar lo que se viene.

La pesada herencia M

En 2019 los argentinos elegirán si se ratifica un rumbo de crisis o se escoge un camino alternativo que revierta el ajuste. Para el oficialismo no existen alternativas, mientras que la oposición -aún sin candidatos definidos- aseguran que es necesario implementar un nuevo modelo económico.

Sea quien sea, alguien se va a tener que hacer cargo de la pesada herencia que deja Macri; incluso se podría dar la paradoja que sea el propio Macri el que tenga que lidiar con su legado. En ese caso no tendrá a quien culpar.