La incertidumbre sobre lo que sucederá el día posterior a la celebración de las elecciones legislativas del 14 de noviembre involucra a todas las variables económicas: dólar y brecha cambiaria, inflación, precios y tarifas, emisión monetaria y renegociación de la deuda con el FMI. Muchas de ellas vienen golpeadas, otras postergadas y algunas ya fueron intervenidas por el Estado. El común denominador de los economistas consultados por este medio aseguran que, gane quien gane, habrá un impacto "no inmediato".

Para Hernán Letcher hay un escenario de “tensiones similares a las del año pasado” con la ventaja de un Banco Central que compra dólares y una balanza comercial superavitaria. “No vemos una devaluación post-elecciones”, argumentó el director del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) a El Canciller. Según el economista, el Gobierno prevé casi un 4% de apreciación de la moneda para el presupuesto del año próximo. En ese sentido, puso en duda que el gabinete económico tome la decisión de dejar correr un poco más al dólar, teniendo en cuenta la inflación actual. “Me da la sensación que se va a intentar cumplir lo que se prevé en el presupuesto”.

Hernán Letcher, director del Centro de Economía Política Argentina
Hernán Letcher, director del Centro de Economía Política Argentina

El director de la consultora MacroView, Pablo Goldin, explicó a El Canciller que hay “tres tipos de desenlaces” entre la fecha de la elección y a lo largo del verano, sea cual fuera el resultado. El primero es político y tiene que ver con el “rearmado del esquema de poder” luego de conocerse los resultados. El segundo depende de la renegociación de la deuda y el tercero tiene que ver con el mercado cambiario.

“Con 100% de brecha y con un Banco Central casi vacío de reservas propias, es posible que en el verano haya alguna corrección del tipo de cambio oficial”, explicó el economista. Sobre esta cuestión remarcó que quizás haya que “subir las tasas de interés y emprolijar los números fiscales”, como medidas complementarias. Para el economista será difícil que el dólar se mueva “de a un pesito por mes” después de las elecciones. “El tipo de cambio oficial va a empezar a moverse más rápido, al ritmo de la inflación”, argumentó Goldin.

Pablo Goldin, director de MacroView
Pablo Goldin, director de MacroView

Por otra parte, Diana Mondino, directora de Relaciones Institucionales de la Universidad del CEMA, explicó que “gane quien gane seguirá gobernando el mismo. El Congreso cambia el 10 de diciembre y empiezan a sesionar recién en marzo”. Con respecto a eso, remarcó la dificultad de lograr un "cambio automático”. En relación a la economía resaltó que es “poco probable” que la situación mejore. “El Gobierno se va a radicalizar porque la falta de reservas y la espiralización de la inflación lo van a obligar a tener cada vez más restricciones y más cepos”, explicó.

Diana Mondino, directora de Relaciones Institucionales de la Universidad de CEMA
Diana Mondino, directora de Relaciones Institucionales de la Universidad de CEMA

Mondino también manifestó a El Canciller su preocupación por la brecha entre el dólar oficial y el blue. “La única manera que retroceda es que haya menos demanda de dólares o generar más oferta”, justificó, y agregó: “Yo no veo que esto cambie, las dos cosas van a seguir igual”. Además, dijo que este escenario sin devaluación “es sostenible a cambio de una recepción espantosa”. Para la economista, el Gobierno deberá “definir si prefiere la devaluación o la recesión”.

En diálogo con El Canciller, Fausto Spotorno, director del Centro de Estudios Económicos de Orlando Ferreres y Asociados, expresó que “hay dos escenarios” que pueden surgir después de las elecciones. Uno se presenta “más racional” con un ordenamiento “más heterodoxo” -esto es, ajuste segmentado de tarifas, aumento de algunos impuestos para reducir el déficit fiscal y un acuerdo con el FMI-. El otro panorama que visualiza el economista comprende una “radicalización” por parte del Gobierno. Para Spotorno, si la Casa Rosada transita el primer camino podrá cerrar la brecha, acelerando el ritmo de devaluación del dólar oficial, aunque la inflación no baje.

Fausto Spotorno, director del Centro de Estudios Económicos de OJF.
Fausto Spotorno, director del Centro de Estudios Económicos de OJF.

Con el otro escenario “la brecha puede aumentar si al Gobierno le interesa hacer un default al FMI porque se achica la entrada de dólares financieros”, diferenció el economista de OJF.

Una deuda pendiente

“La Argentina no quiere firmar una cosa que no pueda cumplir”, afirmó Letcher. Y agregó: “hay consensos desde la derecha a la izquierda de que no se puede pagar en 10 años. Lo dice Espert”, fundamentó el economista de CEPA. Desde su visión, una renegociación con el FMI en tres o cuatro años “es dejar la puerta abierta a un escenario complicado para el país" porque el Fondo puede aplicar condicionantes que hoy no aplica.

Por su parte, Goldin señaló que el Gobierno “fue pateando la renegociación de la deuda porque en 2020 tenía reservas para pagar los intereses que vencían” y advirtió que en marzo de 2022 hay 4 mil millones de dólares para pagarle al Fondo. En relación a esto último sostuvo que el Estado “no va a tener reservas ni DEGs” para afrontar ese pago. “Si el Gobierno quiere ir al choque, romper y quedar solo será un suicidio político y económico”, señaló el director de MacroView. “Apuesto a que, en el último minuto del tiempo suplementario, haga algún acuerdo para no caerse del planeta”, recomendó Goldin.