Finalmente no salió humo blanco de la reunión que durante más de tres horas llevaron a cabo este jueves representantes del oficialismo y la oposición en Boca, por lo que el próximo domingo no habrá elecciones en el club para definir a su próximo presidente.

El encuentro conciliatorio en el Juzgado Civil N°11, convocado por la magistrada Alejandra Abrevaya, contó con la participación de Ricardo Rosica y Walter Krieger, por parte del oficialismo, que postula a la presidencia a Juan Román Riquelme, y de Javier Medín y Sebastián Silvestri en representación de la oposición, que lleva a Andrés Ibarra como candidato a dirigir al club, secundado por Mauricio Macri.

Ante un pedido de Ibarra, Abrevaya suspendió el martes los comicios, previstos para este domingo 3 de diciembre, al considerar “prima facie” que existían irregularidades en el padrón electoral. Pero además convocó al cónclave de este jueves para intentar hallar un camino de negociación, que finalmente quedó trunco, al menos por el momento.

No hubo acuerdo pero seguimos trabajando. Nosotros queríamos disfrutar de una fiesta con todos nuestros socios, pero lamentablemente están entorpeciendo el camino”, apuntó Rosica luego de la reunión. 

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La agencia NA no descartó que en las próximas horas oficialismo y oposición vuelvan a reunirse para llegar a un acuerdo extrajudicial.

La discusión tiene como eje central la “legitimidad” del voto de 13.364 socios, que son objetados por la oposición, que sospecha que fueron pasados de la categoría “adherentes” a “activos” de forma irregular entre septiembre y noviembre de 2021, sobre el filo del cierre del padrón.

De acuerdo al estatuto de Boca, para que un socio pueda tener derecho a sufragar debe acreditar un mínimo de dos años como “activo”.

Durante el cónclave de este jueves, el oficialismo habría propuesto que esos socios observados votaran en una urna diferenciada, mientras que la oposición puso sobre la mesa que cada parte y la Justicia designaran un perito para “limpiar” el padrón. Ante la inflexibilidad de las posturas, el acuerdo no fue posible.

A partir de la decisión del martes de Abrevaya, la interna política del club ardió. Mientras el candidato opositor acusó a la actual directiva del club de “querer truchar” el padrón, el oficialismo, en la voz de Riquelme, respondió que Ibarra “persigue el objetivo de que no haya elecciones porque sabe que pierde”, a la vez que lanzó duras acusaciones al señalar que este dirigente pretende “privatizar Boca”, secundado por Macri.

Al no surtir efecto la conciliación, y si la falta de acuerdo persiste en los próximos días, es posible que comiencen a correr los tiempos judiciales y nadie sabe, a esta altura, cuándo finalmente se llevarán a cabo los comicios.

Sin acuerdo a la vista, las posibilidades son dos: que la actual directiva siga gobernando Boca hasta que haya elecciones, como sucedió en Independiente durante nueve meses, o que la Inspección General de Justicia (IGJ), el ente que regula las asociaciones civiles, ante la presentación de alguna de las partes declare acéfalo al club y lo intervenga hasta que se celebre el acto electoral.

Este extremo tiene un antecedente bastante cercano. Cuando a fines de 2015 Macri fue elegido Presidente de la Nación, a los pocos meses, y ante la crisis institucional de la AFA, la IGJ resolvió, debido a irregularidades administrativas y con la venia judicial, poner en funciones a una Comisión Normalizadora por el término de un año, tras el cual se llamó a elecciones, que consagraron a Claudio Tapia como titular del máximo organismo del fútbol argentino.

Tanto desde el oficialismo como desde la oposición estiman que entre 50.000 y 60.000 socios acudirán a las urnas para elegir al próximo presidente de Boca, lo que marcaría un récord para la institución.