Un escándalo sacudió al fútbol búlgaro esta semana, después de que una cámara ubicada en la cabina del VAR captara una polémica imagen. Durante el partido entre CSKA Sofía y Lokomotiv Sofía, de la fecha 27 de la Liga local, se vio a uno de los técnicos encargados de asistir a los árbitros usando su celular para ingresar a un sitio de apuestas deportivas, en plena revisión de una jugada.

El episodio, que no demoró en viralizarse en las redes sociales, despertó una gran indignación y encendió las alarmas en el mundo del deporte.

Según establece el Código Ético de la FIFA, está terminantemente prohibido que árbitros, oficiales y cualquier persona vinculada a los partidos de fútbol participen -ya sea de forma directa o indirecta- en actividades de apuestas relacionadas con el deporte.

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A pesar de que no sea árbitro, el técnico involucrado forma parte de un equipo que se encarga de las revisiones con VAR durante los partidos. Esto alimenta las sospechas de corrupción y vuelve a poner en duda la transparencia del sistema.

El episodio se da en un momento marcado por las crecientes investigaciones sobre las apuestas deportivas, que se sospecha que cada vez tienen más influencia en el deporte.

A nivel internacional, ya se aplicaron sanciones ejemplares: el jugador del Newcastle Sandro Tonali fue suspendido por 10 meses, mientras que el brasileño Lucas Paquetá, de West Ham, sigue bajo investigación por su supuesta participación en apuestas.

Por el momento, todavía no se anunciaron sanciones oficiales para el técnico involucrado. Este nuevo caso deja en evidencia la necesidad de reforzar las medidas de control y vigilancia en el fútbol, especialmente en áreas tan decisivas como el VAR, que debe ser manejado con absoluta transparencia.