La explicación del temporal y por qué las tormentas intensas serán más frecuentes este verano
El fenómeno reciente en la provincia de Buenos Aires y el Área Metropolitana, que fue consecuencia de diversos factores climáticos intensificados, demostró también la importancia de prestar atención a las alertas meteorológicas. Cómo seguirán los próximos meses y qué es el fenómeno "El Niño".
Tras el fuerte temporal que azotó a la región central de la Argentina, no sólo surgieron explicaciones sobre el fenómeno meteorológico que fue producto de varios factores climáticos intensificados, sino también la advertencia de que este tipo de eventos serán más frecuentes. Pero, qué afirman los expertos.
La especialista del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) Cindy Fernández anticipó que “este año, con el fenómeno de El Niño las tormentas intensas van a ser más recurrentes que otros años típicos”. Por este motivo, aconsejó, “estar atentos a la información oficial, a las alertas meteorológicas y saber qué hacer en caso de que ocurran”.
El fenómeno “El Niño”, que ocurre cada dos a siete años, se caracteriza por la oscilación de las temperaturas del océano en la parte central y oriental del Pacífico ecuatorial, asociada a cambios en la atmósfera, e influye en las condiciones climáticas de diversas partes del mundo. En el caso de la Argentina, el noroeste del país suele registrar durante la primavera y verano mayores precipitaciones a las normales, algo que se replica también en la provincia de Buenos Aires, el sur del Litoral y el noroeste de la Patagonia.
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Incluso, según el informe del SMN actualizado el 1° de diciembre último, “de acuerdo a los modelos dinámicos y estadísticos, en promedio, en el trimestre diciembre-enero-febrero 2023/24, hay 100% de probabilidad de que continúen las condiciones del Niño”.
Este año, el fenómeno se instaló en el territorio nacional el 1° de septiembre, semanas antes del comienzo de la primavera, debido a que la temperatura del océano Pacífico se mantuvo por encima de lo común y la atmósfera comenzó a responder a ese calentamiento. Poco más de tres meses después, estas condiciones -que sucedieron a una fuerte sequía producto de “La Niña” el año anterior- continuaron, tal como había previsto el SMN y, sumadas a otros factores climáticos, generaron fuertes tormentas en el centro del país.
Al respecto, Fernández explicó que el temporal, que en Bahía Blanca contó con vientos de hasta 150 kilómetros por hora y provocó al menos 13 muertos, además de causar tanto en la ciudad como en la Provincia de Buenos Aires caídas de árboles, cortes de suministro eléctrico e innumerables daños materiales, fue consecuencia de “varios días en los que predominó en el centro del país y el norte de la Patagonia una masa de aire extremadamente cálida, con muchísima humedad, por lo que era una masa de aire muy inestable”.
A esto se sumó que a mediados de la semana previa había empezado a ingresar “mucho viento del norte” y se registraron “cortantes del viento, que son circulaciones de variaciones de vientos en las distintas capas de la atmósfera”, agregó la experta en diálogo con la agencia de noticias Télam. En este sentido, la meteoróloga aseguró que todos estos factores “predisponen a la formación de tormentas”.
Sin embargo, advirtió que “para que se desarrolle es necesario un desencadenante, que fue el ingreso de un frente frío desde la Patagonia, que además venía intensificado por aire muy frío que generó que la formación de la tormenta sea más violenta”.
La meteoróloga puntualizó que fue el contraste de las temperaturas de los frentes de aire lo que causó una serie de “tormentas severas con ráfagas destructivas”, nombre que recibe “el fenómeno que generó todos los destrozos a su paso”. A su vez, remarcó que estas intensas lluvias “se organizaron en forma de línea, es decir, eran un montón de tormentas que avanzaron de manera ordenada y lineal”.
Otro de los puntos que destacó la especialista del SMN es que en la Argentina “las tormentas severas ocurren todo el tiempo, pero esta tuvo la particularidad de ser enorme”. Al respecto, precisó que abarcó un área de “1.500 kilómetros y pasó por arriba de un montón de ciudades y los daños fueron muchos y muy visibles por la cantidad de zonas pobladas que afectó”.
En la misma línea que Fernández, Paola Salio, investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en el Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera, advirtió que, aunque no es posible evitar que este tipo de eventos causen daños, sí se puede tratar de minimizarlos. “Por eso son prioritarios los sistemas de alerta de lo que dispone el Servicio Meteorológico Nacional”, aseguró.
“Los sistemas de tormentas fueron pronosticados desde el viernes 15 de diciembre con diversas alertas naranjas”, remarcó. A su vez, explicó que la particularidad de esta tormenta fue su extensión en tiempo y espacio, por lo cual recibió el nombre de “derechos”. “Los derechos se mueven muy rápidamente formando un frente de ráfagas que siguen la misma dirección que la tormenta y generan vientos muy intensos, aunque es importante señalar que muchas veces se asocia todo viento intenso a un tornado y eso es incorrecto”, indicó la científica.